Capítulo 1.

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Lawliet había terminado su dibujo. Lo tomó entre sus manos y lo alzó, examinándolo.

—¡Sip! —asintió victorioso. —Esta perfecto.

Aquel dibujo, lo mostraba a él, su padre y su madre. Se levantó y corrió hacia su puerta.

Miró la perilla y frunció el ceño.

—¡Esta muy alto! —negó. —Puedo hacerlo.

Comenzó a saltar, tratando de alcanzar la perilla. Al no obtener un resultado positivo, se rindió y comenzó a golpear y a patear la puerta.

—¡Mamá! ¡Papá! ¡Me quedé encerrado! —exclamó. —¡Ayúdenme!

[...]

Pasaron algunas horas.

El peli-azul seguía golpeando levemente su cabeza contra la puerta.

—Ayuda...

La puerta se abrió.

—¡Genial! —levantó la mirada. —¡Gracias, tío Dipper!

—¿Llevabas mucho tiempo así? —se encogió en hombros. —Bueno... ¿Qué tienes ahí?

Lawliet sonrió y se lo mostró.

—¡Un dibujo! —abrazó aquel pedazo de papel. —Es para mis padres.

—Sin duda les gustará.

—¡Lo sé! —gritó con emoción, para luego comenzar a correr.

Dipper se levantó y sonrió al ver a su pequeño sobrino de esa forma.

Lawliet se detuvo a mitad de camino y regresó hasta su cuarto. Buscó entre otros dibujos. Tomó otro y sé lo dio a Dipper.

—¡Somos tu y yo!

—Gra-gracias... —asintió, no sabía que decir, pues no estaba acostumbrado a las muestras de afecto.

—¡De nada, tío Gleeful!

El peli-azul siguió corriendo hasta llegar a la habitación de sus padres.

—¡Mamá!

—No tengo tiempo, Lawliet. —salió del cuarto. —Voy a hacer el show...

El mencionado bajó la mirada. Suspiró con pesar y luego negó.

—¿Dónde esta papá?

—No lo sé, búscalo. —se retiró.

—¡Suerte, mamá!

Lawliet caminó, buscando a su padre. Cuando lo encontró, le mostró el dibujo.

—Somos tu, yo y... —se vio interrumpido.

—Lawliet, tengo que ayudar a tu madre... Si no quiero que me grite.

Lawliet los siguió. Su plan era simple: Mostrarles el dibujo a ambos y ganarse un abrazo familiar, pero se detuvo al verlos discutir de nuevo.

Bajó la mirada y dejó el dibujo en el suelo, para luego retirarse.

—¿Pasa algo? —cuestionó Dipper.

—Nada...

—Hm... ¿Quieres que juguemos a los caballeros contra algún dragón?

—¿No tienes que ir a hacer el show?

El castaño lo tomó en brazos.

—Tu mamá podrá hacerlo sola.

Lawliet sonrió.

Ambos salieron al patio a jugar un rato.

Dipper no se concentró demasiado en el juego, pero hacia su esfuerzo. Le enojaba que Will ó Mabel no le pusieran atención a su sobrino.

Lawliet.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora