Capítulo 16.

1.1K 244 143
                                    

Cuando Daryl tenía 5 años, su cuarto estaba decorado con dinosaurios. Cuando tenía 10, los cambió por sus caricaturas favoritas.

Ahora tiene 17 y en sus paredes hay pósters de sus bandas favoritas. Una guitarra eléctrica en un rincón, al lado de su escritorio con su ordenador. Estaba muy ordenado, para ser de un adolescente.

—Lamento si hay desorden, es solo que... no esperaba que volvieras a poner un pie aquí.

Le sonreí.

—Para ser honesto, yo tampoco lo pensé. —me rasqué la nuca. —Pero... sucedió.

Ambos soltamos una risa. Estábamos algo nerviosos, hace tiempo que no hablábamos así.

Me senté en su cama y él sobre su silla giratoria.

—¿Por qué discutiste con tu novia?

—Daryl, ¿Estás seguro que ella esta interesada en alguien más?

—Bueno, siempre veo que le hecha miraditas a Marco, pero él siempre se apena y desvía la mirada. —dijo con pena. —No quería causarles problemas en su relación...

Suspiré.

—Me niego a creerlo, es todo. —lo miré. —Llevo con Abby un año, tres meses. —me hice el cabello hacia atrás. —Desde entonces, hemos avanzado mucho, en verdad la quería.

—¿Querías?

—No pienso prestarme para más decepciones, ya tuve demasiadas durante toda mi vida. —asentí. —Y no estoy dispuesto a que Abby sea la siguiente.

—Hm... —me miró sonrojado.

Arquee una ceja.

—Tú sabes algo. —chasquee los dedos, haciendo que la silla se arrastrara hasta quedar frente a frente. —Me ocultas cosas.

Negó.

—Dímelas.

Él abrió la boca, dispuesto a responder, pero me adelante.

—Te juro que si dices "Melas"... —reí. —Lo lamentarás, Daryl.

Volvimos a reír.

—No quiero ser el causante de una ruptura amorosa. —se encogió en hombros. —Es todo.

Me reacomodé en la cama.

—Te escucho.

El rubio suspiró.

—Abby no te merece, Lawliet. —mordió su labio. —Creeme, he visto como coquetea con algunos chicos cuando faltas a clases. No quiero que te haga daño, pero tampoco quiero que la termines por mi... —negó. —Por mis palabras.

—Daryl, tú no serás quién tenga la culpa de nada, ¿Sabes? Ella es la que hecho a perder nuestra relación coqueteando con otros chicos.

—Deberías dejarla y poner tu amor y cariño en alguien que en verdad te valore.

—Por favor. —bufé. —No hay nadie que haga eso por mi.

—¡Y-yo sí!

Lo miré confundido.

—¿Eh?

—A-ahm… quiero decir, yo si conozco a alguien que se muere de ganas por tenerte, ¡Pero tú ni siquiera lo has notado!

—¿En serio?

—Además... —se sonrojó. —Es posible que si esa persona se te declara... lo termines rechazando...

Sonreí.

—Bueno, si la chica... —me vi interrumpido.

—¡Ese es el problema! —exclamó levántandose.

—¿Qué quieres decir?

—¡No es una chica! —me tomó del cuello de la camiseta. —¡Es un chico!

Lawliet.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora