Capítulo 23.

998 167 91
                                    

Tomé a aquella chica de la cintura y la apegué a mí en un rápido (y un poco brusco) movimiento.

La abracé y comencé a tocar su espalda. Me acerqué a su oído y le susurré la letra de la canción.

—Lawliet. —dijo mirándome. —Andas muy seductor, ¿Qué pasa? —soltó una risa. —Déjame recordarte que tienes novio.

—Tsk. —bufé. —Coreanita de mi alma, ¿Te incomodo?

—No. —afirmó. —Pero comúnmente... —pensó. —Olvídalo.

Hice una mueca, sin embargo, asentí y seguimos bailando y cantando.

[...]

No paso mucho tiempo para que decidiéramos abandonar aquel lugar. Admiré a June detenidamente, observando como el suéter naranja que traía le quedaba gigante.

Suspiré.

—Don amargado. —la miré. —¿Qué te ocurre?

—No es nada nuevo, June. —afirmé. —Ya sabes, mi tío y su problema de "Te quiero sobrino pero al día siguiente actuó como si nunca hubieses existido" me sigue comiendo la cabeza. —revolví mi cabello.

—Meh. —me jaló de la manga de mi suéter (que por cierto, ella me regaló). —No puedes seguir amargándote por algo así. —afirmó, mirándome algo molesta. —Sabes muy bien que Dipper está estresado por el problema que tiene con Pacifica y su hija, ¿No puedes entender ese "pequeño" gran detalle?

—Tienes razón. —rodé los ojos. —Anda, te tengo que llevar a tu casa.

Ella se subió a mi espalda, provocando que yo lanzara un grito y me moviera de un lado a otro, tratando de mantener el equilibrio.

—¡Andando! —exclamó señalando hacia el frente.

Sonreí y continúe caminando.

Hablamos de temas variados (la mayoría sobre Doramas, anime, K-pop y Jessica Jung), hasta que llegamos a su casa.

—¡Hasta luego, Mr. Azul amargado!

Reí.

Esperé hasta que entrara, para luego seguir mi camino hasta mi casa. June podrá ser mi mejor amiga, pero siento que no me tiene la suficiente confianza. Quiero decir, nunca me ha presentado a su familia, o al menos contado de ella.

June es alguien fuerte y graciosa, pero siento que le está pasando algo malo. Claro, también entiendo que ella no quiera contarme.

Me detuve al llegar a mi casa, pues había una chica sentada frente a la puerta.

Pasé saliva y la miré sorprendido. No esperaba volver a verla.

Ella me miró y se levantó. Sacudió un poco su pantalón y me sonrió.

—Lawliet. —fruncí el ceño y la hice a un lado, para poder entrar a mi casa. —Hey...

—¿Qué quieres? —cuestioné de mala gana.

—Quiero hablar contigo.

Dudé.

Sabía que si hablaba con ella, podía provocar algo de lo que después me arrepienta. Por otro lado, también sabía que si no hablaba con ella, no se iría.

—No lo sé...

—Por favor. —suplicó. —Quiero hablar contigo, con sinceridad.

Suspiré y me hice a un lado. Ella me sonrió y entró a la casa.

—Con sinceridad. —aclaré, cerrando la puerta.

—Lo prometo. —asentí. —Bien.

—Bien, Abby. —me senté en el sofá y brindé ligeros golpecitos al lado mío. —¿Qué es lo que quieres decirme?

—Que en verdad lo siento... —murmuró, sentándose a mi lado. —Sé que tal vez no me creas por todo lo malo que te llegué a decir o a hacer, pero lo que te digo es verdad, Lawliet. Lo siento.

—¿Sabes? La verdad ya no importa. —me rasqué la nuca. —Ya es parte del pasado...

—¡Sí importa! —afirmó. —Sé que te hice daño. —mordí mi labio. —No era mi intención.

—¿No lo era? —negó. —Entonces, ¿Por qué el coqueteo hacia Marco? ¿Por qué me engañaste con el capitán del equipo de futbol?

—Por idiota. —dijo mirándome. —No quiero volver a intentar algo contigo. No te digo esto para que "volvamos", solo quiero que terminemos bien... como amigos, ¿Qué dices?

Como amigos, si aceptó eso, sé que me expondré a seguir conviviendo con ella y eso podría causarme más que un problema con Daryl, con June, con mi tío, con mi mamá y conmigo mismo.

La miré fijamente a los ojos. No ha desviado la vista ni un segundo, tampoco ha hecho un ademán extraño u algo parecido. Dice la verdad y aunque desconozca las razones por las que decidió engañarme, pienso que, tal vez, no este mal terminar bien con Abby.

Le sonreí.

—Amigos. —Le estreché la mano.

Ella me devolvió la sonrisa y me abrazó. Correspondí.

Al separarnos, ella se levantó.

—Bueno, me voy. No quiero causarte problemas con tu novio.

Reí, acompañádola a la puerta.

—Nos ve... —me detuve, al abrir la puerta y ver a un rubio.

La castaña se encogió en hombros.

—Hola, Daryl... —saludó.

El mencionado la miró de arriba a abajo, para luego volver su vista a mi.

—¿Qué hace ella aquí?

—Abby, vete. —ella obedeció. —Solo... vino a hablar conmigo.

—¿A hablar contigo? —cuestionó soltando una risa sarcástica. —Sí, claro. —se cruzó de brazos.

—No recuerdo que te tuviera que pedir permiso para hablar con las personas. —dije algo irritado.

—Nunca te he pedido que lo hagas, pero agradecería que Abby no esté contigo a solas en tu casa.

—Daryl. —él me miró. —¿Por qué eres tan...? —lo señalé de arriba a abajo.

—¡Tú te molestaste el otro día cuando estaba con Wirt en mi habitación! —exclamó. —¡Me gritaste y sacaste tus estúpidas conclusiones de que TAL VEZ te estaba engañando con el gnomo! ¡Mi mejor amigo!

—¿¡Entonces te estás vengando!?

—¡Por supuesto que no! ¡Simplemente te diré que esta situación es similar! ¡Me molestó llegar y encontrarte con Abby! ¡Tu ex-novia!

—No te entiendo... —me cubrí el rostro.

—... —suspiró. —Soy celoso, demasiado. —resaltó. —Lo siento, pero soy así, Lawliet.

—Terminemos. —lo miré.

—¿Termi...? —negó. —¿Qué?

—Esto no funciona. —suspiré. —Simplemente... no funciona.

El rubio mordió su labio.

—Lawliet... —me encogí en hombros. —T-te amo...

—No estamos haciendo nada bien. —respondí. —Lo siento...

—Bien. —alzó sus manos. —No puedo obligarte a nada que no quieras, fue bueno mientras duró.

—Seamos como antes, pero con mucha menos distancia, ¿Bien?

—Sí, bien...

✨✨✨✨.
Me han preguntado que si esta historia se puede considerar continuación de >Mommy?< pero desde el punto de vista y vida de Lawliet.

Respondiendo: Sí, esta historia es continuación, por así decirlo.

Lawliet.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora