El sonido de un motor apagándose alertó a
Harry, quién sigilosamente, se dirigió hasta la
ventana delantera que daba al porche.
Desde allí, oculto entre la tela de la cortina, y la
tenue luz del vestíbulo, pudo observar a su
amiga bajándose de la moto de Malik.
Iba con aquel vestido negro y lucía mejor de lo
que recordaba.
Demasiado caliente para ser vista por el
bastardo inmundo de Zayn Malik.
Harry no podía escuchar de lo que hablaban,
pero por la mirada lasciva del moreno, supo que
era mejor no enterarse.
__________ sonreía tontamente e incluso bajo la
suave luz de la luna, pudo ver sus mejillas
sonrojarse cuando Zayn acomodó un mechón de
cabello detrás de su oreja.
Aquello le puso a Harry los pelos de punta. Él
era el único -hasta el momento- que actuaba con
esos gestos hacia su mejor amiga, y que alguien
más lo hiciera lo hizo sentirse miserable. Como
si dejara de ser especial entre ellos dos.
Entonces, algo se activó en él.
Como si se tratara de un «click» en su cerebro
que daba a entender que él no podía dejar que
ocurriese algo más.
Vio con terror, como Zayn se inclinaba hacia
_________, y entonces como si su vida dependiera
de ello, corrió rápidamente, y tocó el botón que
encendía las luces del porche, e inmediatamente
abrió la puerta.
-__________, que bueno que has llegado. Hola
Zayn- dijo él con una alegría descarada al ver
que el moreno lo observaba confundido.
Su amiga, que estaba de espaldas a él, dio media
vuelta, arqueando una ceja, divertida.
Harry suspiró interiormente -al menos no se
había enfadado.
-Harry, ¿qué tal si me esperas adentro?
-El DVD ya está puesto, empezará en cuestión de
segundos.
Ella afiló su mirada y él supo que no tenía otra
opción.
-No te tardes- le dijo con la mirada más dulce y
suplicante que pudo darle.
Ella asintió y él se marchó hacia dentro, dejando
la puerta entreabierta y la luz encendida.
-Lo siento- dijo la castaña con una risita. Zayn
frunció el ceño.
-Aún no me agrada que te quedes a dormir aquí,
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Easy to love HarryZayn&Tu
FanfictionPrólogo. Harry POV. Quizás fue la vulnerabilidad reflejada en sus ojos cuando la trajeron a casa con ese encantador vestido azul marino. O tal vez el modo en el que me miraba, intentando parecer fuerte y ocultando un alma frágil y atormentada. Cinco...