Te diviertes. Ese es tu juego, el afán de tu juego. Te insipiras con mujeres. Todas ilusionadas, todas decepcionadas. Así te la pasas, cortando cada flor hermosa que te parezca de un jardín ajeno. No te importa romperle el corazón, matar los sentimientos, abrir más la herida. Por eso tus miles de poesías. Inspiradas en cada una de ellas y luego las desechas, como si no fueran nada, como si no tuviesen valor, como si fuesen un pedazo de carne. Trae odio. Generas odio. Sencillamente, te odio. Iluisonas y luego traicionas, pero te sigues inspirando, a la primera que te dejen tocar una parte restringida. Por eso tus miles de poesías. Nunca sientes amor profundo, ni tan siquiera amor propio. ¿Cómo es que tratas de amar a alguien si no te amas a tí? Por eso tus miles de poesías. Ilusionas, nunca lloras, pero si le hicieran algo a tu madre, matarías a sangre fría. Ninguna de tus poesías, hechas para ella están, solo te sirve para cuando necesitas y cuando te dice la verdad, desatas tu ira. Por eso tus miles de poesías. Hablas de amor en ellas, de la creación más hermosa, la mujer, pero no sabes valorarla, amarla, escucharla, respetarla. Hablas de una mujer que ni tan siquiera existe, jamás existirá. Te adentras en su mar de sentimientos, adorando cada cualidad que te encanta, pero la desechas, no es completamente perfecta para tí. Te inspiras por esa cualidad, por esa chispa, por eso tus miles de poesías. Vives enamorado de alguien que no existe, con cada cualidad que te encantó de cada mujer que hayas probado, qué "hombre", qué "caballero". Por eso tus miles de poesías. Picaflor, mariposa, testamento, tan falso. Así eres tú. Por eso mis miles de poesías. Demostrando odio, despecho, hacia un hombre que algún día amé y sin embargo, hoy no quisiese saber más de él. Por eso mis miles de poesías, dejando saber lo barato que eres, lo inseguro que te muestras, lo cobarde que enfrentas. Por eso tus miles de poesías.
