Dani

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No era el chico perfecto.
Quizá era el peor del instituto,

Vacío

y oscuro.

Por más que miraba sus ojos, no le encontraba, aunque yo sabía que aún siendo tan profundo abismo,
los golpes le dolían como disparos,
y gritaba,
Aunque sus labios no articularan palabra.

Rousseau decía que el hombre era bueno por naturaleza, pero la sociedad le corrompía.

Yo tuve el ''privilegio'',

quizá la mala suerte de poder corroborar una de las éticas más reconocidas y famosas de la historia de la filosofía.

Dani no tenía espacio en su corazón para alojar rencor.

Aunque día tras día,

puñalada tras puñalada,

se hizo fuerte y con ello decidió sanar heridas.


Pero cegado por el gigantesco dolor que sentía

creyó que sus llagas desaparecerían eliminando 

a todos los peones del ajedrez.


Comió pieza

tras

pieza.


Quedando vacío el tablero.

Impidiendo así, que alguien cortara la hemorragia

y comenzara a coser

poco a poco los pedazos de su corazón;

ahora muerto,

ensangrentado.


Su dolor no se curó con el dolor de los demás,

y las fichas de su vida 

le jugaron una partida antagónica.

Jaque mate.


Muerte en vidaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora