Tus gestos eran cine. La sesión de las odiosas tardes de domingo.
Eras Madrid, Roma, New York. Todo el mundo te deseaba.
Eras un billete de ida, pero no de vuelta.
Eras hielo, frío, invierno, infierno.
El andén uno y tres cuartos, el armario de Narnia, el monumento más famoso, más observado, más fotografiado.
Eras un mar con resaca, la última canción del Titanic, la línea de meta, aquella tinta del poeta.
Eras el puente que llamaba a los suicidas.
La bala guardada en la recámara.
La última botella de whisky Jack Daniels.
El vicio de un drogata.
La celda 211. Eras manicomio, esquizofrenia y el último cuadro de Picasso.
Pero ''eras'' es pasado.
Y no sé si en un futuro ''serás'' algo.
Lo que sí que tengo claro, es que me seguirás matando(disparando) en cada uno de los andenes de Madrid.
Y que seguirás arrebatándome todo, como huracán, como tsunami,
cuyo epicentro es el olvido.
Hasta que por fin te rindas.
Y cuando eso ocurra, cuando ya no haya nadie,
estaré.
Yo ''fui'', ''soy'' y ''seré'', tu último cielo.
ESTÁS LEYENDO
Muerte en vida
Short StoryTodos somos como un grueso libro. Necesitamos que alguien llegue a leer hasta el final de nuestra historia. Pero todos se cortan con la última página, y no acaban de leer.