Dueles como nunca pensé que dolería nadie.
Pensé que no me importaría verte marchar, que no me importaría decirte adiós llegado el momento e incluso alguna vez llegué a pensar que ese instante no llegaría, que nunca ibas a irte, que te quedarías aquí, conmigo.
En poco tiempo lo fuiste todo.
Decías que exageraba, pero aquí me tienes hoy, escribiéndote una carta que nunca te llegará.
Te pedí volver y ni siquiera fuiste capaz de mirarme. ¿Qué hice mal?
No hay respuesta.
No sé por qué pero no me extraña.
Que no estés.
Que no contestes.
¿Tan difícil era darme un solo motivo?
Decir que estoy bien sería mentirte, y sabes de sobra que no me gustan esas cosas.
Ahora mismo solo quiero recordar(te) todo lo que hemos vivido este verano.
Aunque me duela.
No prometo NO llorar en las siguientes líneas.
Espero no hacerte derramar ni una sola lágrima, (aunque ojalá sí).
La primera vez que te vi fue una calurosa tarde de verano, de aquellas que alcanzaban los 40ºC y se hacía difícil respirar.
Entraste por aquella puerta y, en fin; que eras tú. ¿Qué más puedo decirte?
En ese momento ocurrió algo entre nosotros.
Entre LOS DOS.
Parece que fue ayer cuando quedamos para tomar algo después de trabajar, cuando nos reímos compartiendo todas nuestras imperfecciones y....qué recuerdos más bonitos tiene que tener aquel bar, el bar que nos vio crecer desde nuestro primer beso, hasta nuestra última caña, (la que nunca pensábamos que iba a ser la definitiva).
Maldito privilegiado.
Me ganaste con poco y ojalá pudiera decir lo mismo yo, que te gané.
Repito: OJALÁ.
Recordemos todas aquellas noches sumidas entre risas, copas, entre besos.. noches que no quería que acabaran nunca y que, de alguna manera, me hicieron pensar que sentías lo mismo.
Pobre ilusa.
Nunca olvidaré tampoco lo bien que me sentía cuando abría los ojos y estabas ahí.
Cuando me abrazabas y me decías que así todo iba a estar bien.
¿Cómo pretendes que siga como si no ha pasado nada? ¿como si tú todavía estuvieras?
Después de toda esta historia a lo Romeo y Julieta, llegó el trágico final: el invierno.
Tan frío y duro como siempre.
Se llevó todo aquello que habíamos cosechado meses atrás.
Nevó y nevó.
No quedó ni rastro de NUESTRA existencia. Porque era NUESTRA hasta que decidiste partir.
Entiendo que también eras verano.
Caliente, seco, seductor y sobre todo, fugaz.
Tan solo bastaban unos meses para decirte adiós, y que te llevaras todo tras de ti.
Pero la pregunta ahora es:
Al año que viene.....
¿Volverás?
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Muerte en vida
Short StoryTodos somos como un grueso libro. Necesitamos que alguien llegue a leer hasta el final de nuestra historia. Pero todos se cortan con la última página, y no acaban de leer.