11 Oeste.
Sí. Puede parecer extraño que dos simples palabras hayan cambiado el curso de mi vida, y hayan significado mi final, y mi principio.
Entré al hospital sin vida tras los ojos, con mil anocheceres en las amoratadas ojeras, vacía de todo y de nada.
Temblaba. Mis huesos se clavaban en el aire. Me estaba yendo .
No quería venir aquí, pero era necesario.
Ahora mismo no me arrepiento de aquello, pero anhelaba respirar, correr, abrazar el mundo, sin estar en él.
No todo aquí es malo, tengo unas vistas estupendas de la ciudad, y todas las noches puedo sentarme a contemplar las luces parpadeantes, las estrellas.. y eso me hacía sentir libre.
¿Nunca habéis guardado en vuestra mente la imagen de algún lugar donde os gustaría escapar cada vez que el mundo te oprime?
Yo sí.
Guardaba esta imagen del anochecer desde la planta 11, y siempre acudía a ella en busca de ayuda.
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Muerte en vida
Short StoryTodos somos como un grueso libro. Necesitamos que alguien llegue a leer hasta el final de nuestra historia. Pero todos se cortan con la última página, y no acaban de leer.