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Varias gotas de sangre recorrían su frente hasta caer por su brazo y empapar el pantalón mezclilla que usaba. Sus manos y piernas ardían con el amarre malditamente fuerte que lo hacían quedarse pegado a la silla de manera. Un dolor infernal golpeó su cabeza al tratar de abrir los ojos, encontró todo a su alrededor borroso.

Sacudió su cabeza aprentando sus ojos para recobrar la visibilidad. Parpadeo por unos segundos constantemente hasta poder ver y recordar en el lugar que se encontraba. Trató de desatar el nudo detrás de su espalda, fue imposible, no podía mover ni un centímetro sus manos.

Buscó con la vista en la parte de enfrente y dedujo por las cosas, que se encontraba en el sótano de una casa. A pesar de eso, parecía ser que estaba bastante bien acondicionada para hacerse pasar por un laboratorio. Siguió buscando, su vista paró de golpe al mirar a su amigo colgado de la pared anudado por ambas manos y piernas, con la cabeza baja y con un charco de sangre abajo de él.

- T-Tae - mencionó en susurro con el peor temor que jamás pensó en llamar a su amigo. - Tae... responde, por favor.

No hubo respuesta y sollozo al instante. Buscó, ahora con desesperación, alguna manera de poder zafarse de los nudos que le quemaban su piel. De nuevo detuvo su vista al notar que el pelinegro se encontraba en la misma posición que TaeHyung.

- Y-Youngjae, Dios... Youngjae, por favor. - Su voz se cortó al instante. - ¿Qué es esto? - murmuró destrozado.

Fijo su mirada en Youngjae, su cuerpo estaba en muy mal estado. Por todos lados tenía marcas que brotaban de ellas sangre. Volteó hacía su amigo y quiso mirar más detallamente el cuerpo de TaeHyung, cerró sus ojos al instante. Su cuerpo era el que tenía peor estado, parecía ser que tenía una herida grave en la parte baja de estómago, subió su vista y trago al notar el rostro de su amigo roto, estallado en sangre. Cortadas en sus brazos que parecía ser como latigazos. Dios ¿Qué le habían hecho? ¿Quién era capaz de torturar a alguien de esa manera?

Un quejido se escuchó proveniente de Youngjae, pasó rápidamente su atención en él.

-¡Youngjae! ¡Youngjae! - Intentaba gritar en susurros - ¡Dios, despierta!

La cabeza del pelinegro comenzó a moverse, cada movimiento que daba era un dolor nuevo en todo su cuerpo. Se quejó fuerte al recobrar por completo la conciencia y sentir de golpe lo machacado que su cuerpo estaba.

- ¡Youngjae! - Volvió a repetir con lágrimas en sus ojos. - ¡Rápido, reacciona!

- ¿Yoongi? - lo miró aún turbado - ¿Dónde estamos?

- ¡Con Him chan! Dios mio ¡Tienes que tratar de zafarte, busca la manera!

- ¡TaeHyung! - exclamó al verlo frente a él - Mierda, Yoongi ¡TaeHyung! - estalló en lágrimas con un fuerte dolor en cada herida de su cuerpo.

- ¡Tranquilízate! ¡Trata de zafarte!

- ¿Cómo? - preguntó en un hilo de voz.

- No lo sé, maldición. Sólo trata de moverte, tenemos que salir de aquí. - giró su cabeza buscando la puerta. Estaba atrás de su espalda - Allá esta la puerta, intenta - pidió igual de horrorizado que Youngjae.

El pelinegro se movió todo lo que pudo con la poca energía que le quedaba aguantando el dolor, derramando en cada forcejeo más y más sangre. Trató a pesar del calvario que su piel sentía al quemarle la soga. Intentó cada vez más fuerte, no se movía absolutamente nada de la pared.

- ¡No puedo! - exclamó desesperado - ¡Ni siquiera puedo moverme!

Yoongi de nuevo se removió en el asiento, nada, falló al instante quedándose con un terrible malestar.

GUL」YoonminDonde viven las historias. Descúbrelo ahora