4. Primer día de clase

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Nos vestimos y fuimos a desayunar, aunque se me quitó el hambre cuando me dijeron que tenía clase con Snape. No me iba a contar nada y encima notaba su odio así que no sería una clase divertida, sobre todo porque detestaba a los de Gryffindor y los Slytherin compartían clase con nosotros. Iba a ser de todo menos divertido.

Poco después de entrar en clase me di cuenta cuánto había acertado en mi predicción, no tardó ni 10 minutos en recalcar que no le gustaban los inútiles que no habían dado Pociones en su vida.

Lo peor es que el día no mejoró, por desgracia tenía 0 conocimiento sobre el mundo mágico e iba totalmente perdida en todas las clases, esto definitivamente era de todo menos gracioso.

Estaba molesta con mis padres por abandonarme en un mundo desconocido cuando podrían, al menos, haberme enseñado un poco para no quedar tan mal al llegar a Hogwarts.

-No te preocupes, es normal que estés así, pero pronto todo irá mejor- trató de tranquilizarme Hermione sin éxito.

-Pero si aquí está inútil-Potter- se burló Draco Malfoy seguido por sus dos matones, Crabbe y Goyle, algunos Slytherin más que le rieron la gracia.

-Tienes tanta gracia como un mono con un tutú, Malfoy- dije con desprecio.

-Al parecer a Potter se le ha subido la fama a la cabeza.

-Levicorpus- dije apuntándole y apareció colgado de pies cabeza abajo.-Creo que se te ha subido la sangre a la cabeza, Malfoy- me burlé y Hermione y Ron me chocaron las manos.

Todos se reían de él, pero alguien tuvo que intervenir.

-Potter, suelta a Malfoy- fulminé con la mirada a Jason. Lo solté a regañadientes ante la sonrisa de satisfacción del estúpido rubio.-No se usa magia para herir a otros alumnos.

Sonreí falsa y le pegué un puñetazo en la cara a Malfoy, todos ahogaron un grito y Malfoy se tambaleó por el golpe, blandengue.

-Me has dicho que no use magia- dije encogiéndome de hombros.-Nos vemos, Malfoy- me burlé mientras se tocaba la mejilla dolorido, tampoco le había dado tan fuerte.

Me dirigí hacia dentro mientras Ron y Hermione se quedaban porque tenían que ir a la biblioteca, que estaba en dirección opuesta. Oí pasos tras de mí y supe que era Jason sin ni siquiera girarme, me alcanzó y me cogió del brazo llevándome a la sala común de Gryffindor, que estaba vacía.

-No vuelvas a hacer eso, Lucy, la gente no pega aquí. Controla tu rabia porque lo que él pretende es que la cagues delante de Snape o McGonagall y tengan que castigarte o expulsarte.

-Lo que sea- dije soltándome y tratando de ir al dormitorio de las chicas, pero me lo impidió.

-No te enfades conmigo, debo evitar que esto pase.

-No te he dicho nada, sigue jugando al perfecto prefecto, no me importa.

-¿Y si practicamos algunos hechizos?

Accedí de mala gana y se puso a enseñarme algunas cosas que me ayudarían bastante para las clases, la verdad es que se le daba bastante bien y aún mejor explicar.

-¿Y qué piensas hacer cuando acabes?- le pregunté.

-Aún no lo sé, a lo mejor me quedo en Hogwarts como aprendiz, la profesora McGonagall me lo ha ofrecido.

-No sé por qué me han hecho venir para un año y medio, la verdad.

-Aquí estás segura y en el mundo muggle nadie te protege.

Lucy PotterDonde viven las historias. Descúbrelo ahora