7. Amistad

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Ya habían pasado unos días desde que Liux no volvió a ver a Dyan. La última vez que le vio fue en el parque cosa que el tiempo se le fue volando. De vez en cuando Liux notaba un ardor o un cosquilleó por el estómago y no era por causa del hambre, era como si le hubiesen quemado aunque si que era cierto era que  sentía que había perdido algo, quizás una parte de su vida o algo más. Estaba sobre su cama mientras que escuchaba la música a todo volumen, el era hijo único al igual que Dyan pero tampoco su vida era tan interesante como la de su amigo. Estaba cansado de pensar por lo tanto decidió pasar por la casa de Dyan. Se levantó y comenzó a desvestirse dejando toda su ropa sobre la cama,luego cogió una muda nueva del armario, se pusó lo primero que cogió una camiseta verde y unos pantalones vaqueros y por último se puso unas deportivas de color negro. Se fue al baño para lavarse la cara y al volver guardó su cartera, el móvil y las llaves en sus pantalones. Ya preparado salió de su casa a Linux le daba pereza caminar así que decidión ir en bicicleta. Se montó y comenzó a pedalear como loco , pasó unas calles y dio unos giros bruscos pero por suerte no se caía, subió sobre una cuesta bailando con la bicicleta. Paró delante de la casa de Dyan realizando un chirrido con la bici. Se quedó un rato mirando la casa pero supuso que en el no había nadie. Concentrado en la casa alguien le había asustado tal que éste se sobresaltó en la bici, la voz era un tan femenino y familiar. El joven se volteó  hasta encontrarse a Keyla unos metros lejos de él. No se había dado cuenta de que ella estaba allí ni siquiera se percató de su presencia. Keyla se aproximaba lentamente mientras que hablaba como si fuese una niña pequeña.

-¿Sabes dónde está Dyan? -sonrió de oreja a oreja y a la vez muy falsa como su propia alma.-

-¿Para qué quieres saberlo? ¿Para acosarlo más? -hizo una pausa y prosigió.- Mira, yo que tú dejaría de buscarle, pierdes el tiempo en preguntarme y en buscarle. A demás, tú ya sabes que no le interesas ni un poquito. -Liux comenzó a decirlo con tal desgana que la muchacha ya le empezó a cabrear un poco pero ella mantuvo su compostura ante el.-

-No se que debería hacer, si darte un guantazo en esa bocaza que tienes o hacerte una barricada.-Keyla le lanzó una mirada furiosa hacia el muchacho.- Pues si no me vas a decir alguna pista sobre donde se encuentra Dyan, tendré que secuestrar te. -Mostró una pequeña sonrisa maliciosa hacia Liux quien tragaba con dificultad su saliva ya que el sabía una cosa sobre el paradero de su querido amigo. Lo recordaba porque de pequeño, Dyan le contaba que en los días de vacaciones lo pasaba canutas  en la casa de su abuela. Aquella amenaza de Keyla no parecía ser de broma, es más, supuso que era cierto.-

Keyla se movió de manera veloz arañando la cara de Liux, eso provocó el gran sobresalto de Liux quien ya no se mantenía en pie sino que se tambaleaba de un lado para otro, sobretodo retrocediendo.  Se llevó la mano a la cara donde había sido arañado, alzó la vista donde estaba Keyla quien ya no tenía aspecto de una humana, era una criatura muy característico. Su piernas eran patas al igual que los sátiros que salían en las fábulas de fantasía para críos o incluso para darles más imaginación. Sobre su frente había unos cuernos largos y afilados, mientras que sus cabellos ya no eran dorados sino un color negro, sus ojos dejaron de ser azules y cambiaron a amarillos, lo más destacado fueron sus brazos, que eran largos y escamosos como las de un komodo ya que les acompañaban unas largas garras que podrían desmembrar a alguien. A sus espaldas le acompañaban unas alas negras como las de un murciélago aunque estas aparentaban ser más fuertes que frágiles .  Eso fue lo último que vio Liux porque el muchacho ya se había desmayado, Keyla lo recogió como si fuese un mero juguete, estiró las alas y se impulsó para salir volando y llevarse al querido amigo de Dyan quien quiso ser fiel a su amistad sin revelar donde podría estar.

Algo más lejos de la casa de Dyan había unos ojos que observaba atentamente lo que ocurrió, dio un corto silbido, sus ojos plateados lo veía todo e incluso leía las mentes de los ajenos. Era una mujer de cabellos plateados al igual que sus ojos, su cara era como una de las muñecas de porcelana e incluso más bellas que éstas. Su agraciada figura era mejor que la de una modelo y que el cuerpo humano de Keyla. 

-Debo encontrarle y avisarle...-su voz era suave e inocente.-

Un niño que pasaba allí se le escapó el balón y velozmente la siguió como todo niño pequeño haría. El balón rodó hasta llegar a la muchacha pero cuando el niño fue a cogerlo, lo único que vio en ese lugar fueron unas plumas negras y otras blancas, la chica había desaparecido.

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Muy buenas gente. Perdón por haberme retraso tanto, bueno pues espero que les hallan gustado. Anquee bueno este capítulo ha sido bien corto pero que se le va hacer ^^ ... Algunos os preguntaréis quien es la misteriosa muchacha. (jajaja) pues bueno, eso se descubrirá más adelante. 

Una última cosa, les doy mil gracias a mi amiga que se llama  Jennifer quien le ha gustado mi historia y sobretodo que me corrige cuando puede ^^ 

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La libertad de las sombrasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora