Había pasado por lo menos una hora, Yeming se había quedado profundamente dormida, tanto que no se había percatado de los leves movimientos del muchacho. Liux estaba despierto y a la vez muy tieso, su cara estaba roja. Liux era un muchacho bastante tímido sobre el tema de hablar con mujeres, es más, esta era la primera vez que tocaba unavy sobre todo dormía con una. Suspiró levemente intentando respirar todo lo posible, sus ojos observaban las facciones femeninas de la muchacha, tenía una tez totalmente clara. Intentó apartar su mano con poco vigor y destreza, cuando comenzó a moverse, la muchacha reaccionaba muy levemente, aunque de manera contraria, cada vez se apegaba más a él . Resopló una vez más y a al siguiente intento logró apartarla, se acomodó en la cama y se deslizó en ella para salir. Puso pie en el suelo y buscando sus prendas, observó la habitación en silencio y sus ojos se pararon en uno de los muebles del lugar, esbozó una sonrisa de logro, caminó casi de puntillas para cogerlas y así poder vestirse. Comenzó con su ropa interior y luego prosiguió con sus pantalones, las llaves de casa cae al suelo produciendo así algo de ruido. Liux se quejó en silencio pero al moverse aun malherido, una mano le retenía. Palideció un poco y frustrado se giró para mirar, Yeming se había despertado, su mano se aferraba al brazo de Liux, al tener más fuerza que él, ella tiró de su mano y lo llevó a la cama, con un movimiento rápido lo acorraló en la cama, poniéndose encima de éste. Aun estaba algo somnolienta, así que bostezó un poco antes de hablar.
-¿Adónde crees que vas? -Sus ojos aun entrecerrados por el sueño, se mantuvieron fijamente en los suyos. Liux estaba anonadado, porque aquella mujer, era preciosa.
-¿Si te digo que al baño?-mintió bastante mal.
-Mentiroso...-su frente se pegó al pecho de éste. -Lo dice tu alma...
-¿Qué-é?
-Tu alma no miente y más tus pensamientos.-Bostezó ligeramente.
-Ammm, ¿no debería una chica estar en una cama diferente a la de un hombre como yo?
-¿Acaso tengo pinta de ser una damisela en apuros?
-¿Y yo tengo pinta de ser inocente?
-¿Te gusta jugar, eh? -Enarcó la ceja y pasó sus labios sobre los del ajeno.
-¿Pero qué haces? - Su voz temblaba sin comprender.
-Marcarte como mío -Se acomodó sobre las piernas del muchacho y se estiro.- y ahora, no quiero más preguntas. Una cosa...-Salió de la cama y lo miró. - No salgas o te matará.
-¿Quién? -se acomodó en la cama con vergüenza.
-Keyla Gënter...-Susurró aquel nombre y apellido, por la espalda de Liux recorrió un gran escalofrío. Aun recordaba aquella viva y escalofriante imagen, donde el cuerpo de la mujer cambiaba rápidamente, la fresca imagen le taladraba la cabeza como si fuese una pesadilla acompañada de una espada.
-¿Esa meretriz? -Liux se acomodó como pudo y observó a la muchacha, aun estaba avergonzado ante aquel beso.
-Exacto, desde ahora, yo te acompañaré -abrió un armarios. - Primero, usa otras prendas, tranquilo, tengo para hombre.
-Me abstengo de preguntar el por qué de esas ropas. -se levantó con dificultad y seguido, miró aquel armario.
-Elige. -La muchacha comenzó a vestirse frente a él y Liux se volteó por pura vergüenza.
-Veo que la vergüenza nunca te acompaña.
-¿Por qué lo dices? - su tono era un tan extrañada.
-Nada, por nada.
Con muy pocas ganas de que Yeming le observase en cada movimiento, comenzó a vestirse. Tenía una muda nueva, una camiseta verde militar y un vaquero largo, no tuvo ningún reparo en coger sus sucias zapatillas. En cambio, Yeming iba totalmente tapada, como una musulmana. Sus ojos azules atraían al menor que pronto le comenzó a latir el corazón a toda potencia.
-¿Por qué ocultas tu cara? -no pudo evitarlo, la curiosidad le mataba por dentro.
-Porque soy un pecado en persona -Aunque Liux no pudiese ver su rostro, notaba la voz apagada que tenía la muchacha.- Deja de preguntar y vámonos. Antes de que lo preguntes, iremos a buscar a tu amigo Dyan. Keyla no se va a quedar con los brazos cruzados, ella le busca y tu eras su única pista, por suerte, yo se donde esta, lo he mirado a partir de tus recuerdos. - le señaló con el dedo y su otra mano asió la mano de Liux y le arrastró.
.................................................................No había pasado muchas horas, Dyan se hallaba tumbado sobre un trozo de madera que estaba cubierta de algodón. Se levantó con cautela y pisó el suelo el cual era misteriosa ya que era de hierbas frescas. Bostezó ligeramente y vio que estaba en una habitación bastante vegetativo, se acercó a una de las puertas y la abrió con sumo cuidado. Lo primero que vio, fue una botella dirigiéndose a él, cerró de golpe para evitar un choque agresivo con su cabeza. Se oían gritos, lanzamientos de objetos y sobre todo, las regañinas de la madre de Dyan. Éste simplemente suspiró y esperó a que cesasen los golpes y gritos de su madre, cuando por fin frenaron, Dyan puso pie en la sala con sumo cuidado. Su madre estaba siendo abrazada por Satán y Shirota estaba sentado en uno de los cómodos sofases del lugar.
-¿Buenas? -saludó con una mano, nadie contestó, simplemente le miraron con cautela, sobretodo Shintaro quien estaba observando el lugar y la tensión. El silencio era pertubador e incómodo hasta que alguien abrió la boca para hablar.
-Muy buenas hijo. -Satán le hablaba de manera suave y cariñosa, era toda una figura contraria a la que pensaba Dyan.
-¿Qué ocurrió?
-Simple, a estos dos, se les han cruzado lo cables. Por razones inexplicables,simplemente se llevan a si de mal.
Shirato se levantó y se acercó a Dyan, lo miró de pies a cabeza, como si le inspeccionase. Se movió a su alrededor, no decía nada, pero a Dyan le molestaba aquella actitud.
-¡Tío, ya deja de hacer eso! Das grima - Dyan se quejó al ver que sus ojos se encontraron con los del ajeno.
-Ciertamente, soy tu tío, así que, no importa. -alzó los brazos y enarcó las gruesas cejas que tenía. - Estos jóvenes. -suspiró hacia un lado.- Bueno, pensé que crecerías más aunque por lo menos, superaste a la enana de tu madre.
-¿A quién llamas enana?-Elimona alzó la voz.- Recuerda que mido uno setenta y tres, cabeza de chorlito.
-Seguirás siendo enana para mí. -Satán los miró algo furioso por aquellas actitudes. Éstos, dejaron de debatir por memeces.- A todo esto , ¿a que se debe vuestra inesperada visita?
-Huíamos.-Comentó Dyan.-Alguien nos persigue por razón alguna que no tengo ni idea de cual es.
-Quieren matar a tu padre y a ti sobre todo. -suspiró Shirota.- ¿Acaso no sabías que tu sangre es puramente importante? Una sola gota, puede cambiar la vida de aquel que se lo bebió .
-O sea, que mi sangre es como los objetos que hacen evolucionar a los bichos de los videojuegos
-Algo así...Por cierto, segun la bola. -Hizo un gesto hacia la bola de cristal.- Uno de tus amigos, esta en problemas .-Indicó Elimona.- mejor dicho, estaba, ahora está a salvo.
-¿Quién?
-Tu amigo liux, al parecer, Keyla era un demonio, y te quería encontrar. He de añadir antes de que te preocupes, que Liux ya esta a salvo con una inesperada visita.
Nuevamente, el silencio perturbador apareció, esta vez como un amigo.
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Al mismo tiempo, uno de los ancianos, familiar de Keyla, observaba lo que ocurría. Tenía planes y era el momento perfecto para actuar y sobre todo coger el poder que tanto protegía su "queridísimo" amigo el Diablo.
Debía mover la siguiente ficha, sea como sea...
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Perdón, tardé mucho en escribir y publicar, es que ando ocupada con otras historias y con los estudios y también con el insomio. Les agradezco a los que lean mi historia y a los nuevos seguidores. Perdonadme por aquellas faltas. Gracias por leer esta obra.
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La libertad de las sombras
FantasyEs la historia de un muchacho que se llama Dyan, él creía que era un ser humano hasta que descubre que es todo lo contrario, un ser que se dedica a manipular a humanos solo para divertirse. Un demonio mestizo de una bruja mundana, él no se lo pudó...