5. Secretos y el nuevo lugar

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Hola gente. Creo que cambiaré el estilo de narrador, en vez de primera persona.  Así que puede que me confunda en algún momento. ^^

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Tras abrir aquella puerta, puso un pie en el pasillo. Dyan parecía alguien totalmente perdido al igual que un niño. Los pasillos eran largos y todos ellos cubiertos por unos cuadros muy antiguos.  Unos más tétricos que otros, ya que parecían que te miraban fijamente. Dyan caminó un buen rato hasta llegar delante de una puerta, esto le recordó a típicas películas de terror. Principalmente porque parecía que había alguien o muchos mirándole hasta que un sonido se produce un poco más atrás de la que estaba Dyan. Los adultos siempre dicen que había que usar la lógica, por ejemplo, sucede o se produce un ruido en una casa inmensa. Uno, podría ser un maldito animal que tiró algo, que podría ser el gato de la abuela. Dos, podría ser un ruido de la calle, cosa que le parecería imposible para Dyan ya que ningún adulto o niño se atrevería acercarse. Por último sería que allí había un fantasma o uno de esos asquerosos bichos que le habían atacado anteriormente aunque tampoco sería nada raro. Así que Dyan optó por la tercera, puso su mano sobre el pomo de la puerta. La cosa que empezó a darle cosa a Dyan era que aquel ruido comenzó a intensificarse porque parecía que ese algo se acercaba a rastras. Giró el pomo con nervios para no ver lo que había atrás suyo, ya estaba cansado de ver aquellos seres. Peor era comenzar el día y encontrarte a uno de ellos en la casa de tu familiar que da la casualidad que es enorme y espanta a cualquiera. En cierto modo Dyan recordó que a unos cuantos kilómetros de esa casa había un cementerio. Dyan no sabía si era un chico desgraciado o le habían drogado en algún instante de su vida. Consiguió abrir la puerta y entró en el rápidamente, con rápidez cerró la puerta por la que esta se produjo un sonido de golpe. Sea lo que sea aquella cosa se había impactado contra la puerta y por el sonido de la puerta se podría decir que era algo grande. Dyan se alejó de la puerta y se volteó intentando identificar el nuevo lugar, estaba en un salón grande, esta vez sólo había un cuadro cerca de una ventana. En el había un hombre con un traje negro, tenía el aspecto de un joven muchacho eso si algo más mayor que Dyan. Sus facciones eran perfectas, sus ojos dorados como una serpiente. Sus cabellos eran blancos tirando a plateados, parecía un cuadro vivo. Si Dyan se lo pensaba este llegó a compararlo con una serpiente, en cierto modo le parecía extraño que su abuela tuviese un cuadro así. Dyan paso con su mano desnuda sobre aquella pintura al llegar al pelo, los ojos de aquel cuadro se movieron pero lo que más le sobresaltó a Dyan era que el cuadro sacó su mano para atrapar la suya. Dyan algo atemorizado intentó apartarla a la fuerza pero la fuerza de aquel cuadro era sobrehumana. El muchacho del cuadro salió totalmente de su marco, éste esbozó una sonrisa. Dyan lo miró atónito ahora si que se iba a morir de una manera extraña, no tenía palabras que decir. Hasta que aquel engendro del cuadro comenzó a hablar.

-Buenos días señorito. -Aquel le soltó y se arrodilló ante Dyan cosa que le había dado un vuelco a su mente. Cada vez le parecía más raro lo que estaba ocurriendo.- Veo que ya se ha recuperado. -se levantó sin tal esfuerzo.- Su abuela le espera en biblioteca.-En cambio Dyan se había quedado sin palabras, que debería decir o que debería pensar. Aquel muchacho había salido de un cuadro, en el pasillo de camino a su habitación había algo siniestro. Miró de reojo hacia la puerta y fue cuando el ajeno le siguió la mirada.- No se preocupe es mi otra mitad, solo quería saludarle, no más. 

-A ver,  ¿tú crees que esto es normal? -se llevó la mano a la frente intentando tranquilizarse.- Me refiero a esto .-le señala con la vista.-

-¿El qué? -Se señala para sí mismo sin comprender lo que decía Dyan.- 

La libertad de las sombrasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora