12.No te vayas

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Yeming se aferraba a la mano de Liux, tiraba del él ligeramente,  sintiendo como si de un momento u otro se le pararía el corazón por cada paso que daba.  Tenía el valor para seguir pero tenía pudor de perder a Liux, quizás porque su corazón,  no,  mejor dicho, su mente no quería desprenderse de él.  Estaba allí, constantemente en su mente, Yeming sabía que eso no debía ocurrir,  no debía enamorarse,  no debe.  Ladeó la cabeza ligeramente y siguió su camino con Liux.  Estaban apenas a dos metros para llegar a su destino, dond quizás todo acabaría, hasta que vio como uno de los hombres sonreía de par en par. Como si hubiese predecido lo que pensaba la muchacha en aquel momento, ladeó la cabeza como si creyese que eso no fuera posible pero allí se equivocaba, Shirota no era alguien normal, al igual que el Diablo pero eso es una historia aparte ya que el era casi una leyenda entre los de su especie y creyentes, otros lo consideraban  como un solo mito.

Dieron un paso hacia adelante pero de pronto la tierra comenzó a temblar como si tuviese vida propia. Los dragones habían despertado, y eso no era algo bueno,  ya que habían despertado para comer, guiándose por la muerte de uno de ellos. Yeming no debía de mostrar miedo y menos en esa situación,  agarró con fuerza a Liux quien hizo una mueca, la muchacha lo subió a su espalda sin pensárselo dos veces.  Con ayuda de su agilidad, fuerza y reflejos, pasar aquellos metros peligrosos era lo más sencillo o eso creía ella.  Se dispuso a correr como una gacela,  dando saltos ligeros, pisando con suavidad.  Avanzaba con precaución y con mucha atención por si una de esas criaturas se atrevía a aparecer como si nada, dándoles el susto de su vida. Por suerte les quedaban a penas unos metros para llegar a su meta. La tierra se agitaba con brusquedad, algo no iba bien, Yeming cogió a Liux como si fuese un muñeco, lo lanzó hacia Dyan que se quedaba atónito por como se movía la muchacha aunque lo cogió con firmeza mientras que Liux se quejaba con unas de sus expresiones faciales. Yeming saltó hacia atrás casi recibiendo una estocada desde abajo, debido a que una de las cabezas de la criatura se dispuso a atacar con ferocidad. Apenas se veía como una fauces se abrían y se cerraban para intentar morder a Yeming que esquivaba gracias a sus reflejos. Dio la media vuelta e hizo una pirueta, dejando que dos cabezas de esas criaturas chocasen con brusquedad. Miró hacia atrás y corrió donde estaba Liux y en un abrir y cerrar los ojos, ella se encontraba en el suelo, al parecer había recibido un golpe seco cerca de su cabeza. Le sangraba el oído a borbotones , como si hubiese reventado una bomba cerca de su oído cual le pitaba sin parar. Se intentó levantar, oía todo como si fuese un eco y había perdido el equilibrio, aun lado estaba la tela que cubría su rostro, estaba hecho unas trizas.

-¿Qué demonios? -Miró al frente y allí estaba parado Liux, como si quisiese defenderla o más bien sacrificando su vida. Yeming comenzó  a levantarse con el corazón a mil.- N...no.-Estiró el brazó para alcanzar a Liux pero una luz emergió frente a él, muchos dragones cayeron en picado, eso desconcertó a Yeming quien acabó agarrando la camiseta de Liux, terminando por desmayarse. Lo último que vio fue a Dyan con la mano estirada y ya con su media transformación realizada. Todo se volvió negro.

~Yeming~

"¿Dónde estoy?" A lo lejos se oían las risas de una niña. "¿Quién muestra tanta felicidad?" Se puso en pie entre tanta oscuridad, buscando a aquella niña que tanto le atraía su sonido. Se paró y un foco de luz iluminó a una niña pelirroja como ella. Sus cabellos era largos y mostraba una gran sonrisa mientras que sus ojos dorados resaltaban entre tanta oscuridad. Yeming se acercó a la pequeña y se arrodilló junto a ella. "Hola" Su voz era suave, la niña miró a la Yeming a adulta. "¿Quién eres tú?" Yeming lo miró con tranquilidad y le contestó. "Yo soy tú" La niña observó detenidamente. "Te veo diferente" Esa frase descolocó a Yeming, diferente era una palabra que no se esperaba. "¿Qué quieres decir?" Yeming miró a la niña y esta le contestó, "Has cambiado, solamente eso, antes eras alguien fría, solitaria, pero todo ha cambiado gracias a él" La niña señaló a lo lejos donde estaba Liux, Yeming se levantó de golpe con el corazón a mil. "¿Pordrías vivir sin él?" "La verdad no sé que decir" "Espero que me lo digas pronto...Yo ya me voy." "A dónde? " "Es un secreto" La nña desapareció junto a las dos sombras que un tanto extrañó a Yeming.

La libertad de las sombrasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora