"-Tu lo provocaste ¿cierto? Fue tu culpa... ¡Tu lo planeaste todo desde un principio! ¡Nunca quisiste ayudarme! ¡Sólo querías que yo lo arruinara todo!"
El café de vainilla que le había comprado Kenny estaba delicioso, gracias a eso Tweek logró calmarse y pudo conversar de manera calmada con el rubio cenizo sin sentir que la ansiedad o la paranoia volvían a su ser.
Estaban sentados en un pequeño rincón de la cafetería, que quedaba cerca de las máquinas que preparaban las bebidas calientes y que tenía, para su comodidad, tres sillones grandes con una pequeña mesita rectangular en el centro del pequeño espacio.
-... Y entonces choqué con ese chico que tenía unos hermosos ojos azules ¡ni te imaginas lo brillantes que eran!- Kenny alzó los brazos entusiasmado y miró a su amigo con la alegría marcada en su rostro.- Son los ojos más brillantes y llenos de optimismo que he visto en toda mi jodida vida...- el rubio se recostó en el sillón de la cafetería y mantuvo su vista embobada en el techo.
-¿Y c-como se llama?- preguntó Tweek sirviéndose un poco de café.
-¿Eh?- Kenny miró confundido por un segundo a su amigo, pero rápidamente cambió su expresión a una de felicidad al recordar ese momento en que ambos se presentaron- su nombre es... Stan- dijo, suspirando como una colegiala enamorada.- me hubiese gustado tener más tiempo para haber visto mejor su trasero...
-¡Ken!- le reprochó Tweek dándole un suave golpe en la cabeza.
-¡Pero Tweek! ¡Cuando caímos ni siquiera tuve tiempo de ver su cuerpo! Lo único que te puedo asegurar es que quedé embobado con ese chico...- Kenny tomó su taza de café de la pequeña mesita y trató de tomar un poco, pero en su distracción al no ver lo que hacía el café se cayó y se derramó en su pantalón- ¡MIERDA MIS BOLAS!
-¡GAH!- Tweek no pudo evitar entrar en pánico al ver a su amigo tirarse en el suelo y comenzar a quejarse y a maldecir a todo ser vivo por su mala suerte.- ¡Oh Jesucristo! ¡H-hay que llevarte a la enfermería!- Tweek tomó varias servilletas de la mesa y se acercó rápidamente donde el rubio tratando de limpiar el café.
-¡NO HAGAS ESO!- gritó alterado Kenny. Tweek chilló asustado por el repentino gritó y dejó las servilletas de lado mientras ayudaba a Kenny a ponerse de pie y lo llevaba a la enfermería. Disculpándose cada cinco segundos con su amigo por cualquier cosa.
***
-... Déjame ver si entendí...- Bebe, la chica que habían conocido a principios del años, trabajaba como enfermera voluntaria y por cosas de la vida había terminado atendiendo a Kenny- Te quemaste las bolas... Con café hirviendo...- La joven rubia mantenía su mirada consternada hacia ambos individuos que tenía en frente, cambiando su mirada de un rubio a otro. Kenny asintió ante la pregunta de la rubia y simplemente trató de ignorar el dolor que aún permanecía presente. Bebe comenzó a reír de manera descontrolada y ambos rubios miraron confusos a la chica, Tweek evitando reír también.
-¿Me vas a ayudar oh no? ¡Me duele como los mil demonios, maldita sea!- se quejó el rubio y la chica dejó de reír.
-Okey está bien... Emm, ¿Tweek?- el nombrado miró a la chica y esta le sonrió con cariño.- ¿podrías buscar un poco de hielo? Yo iré a buscar una crema para quemaduras, por mientras pon el hielo en su zona afectada y procúrate de que haga presión.- dijo la chica con una sonrisa perversa. Tweek asintió levemente avergonzado y fue a buscar el hielo.