-¿Crees que... Crees que papá se va a mejorar?- Craig miró a su pequeña hermana y luego a su padre.
-Sólo él lo sabrá...- murmuró, apretando la mano de su hermana con la suya"Cuando había tomado el primer bus el sábado por la mañana, esperaba que este no se tardara tanto en su destino. Ya que juraba que el viaje no tardaba más de treinta minutos, pero al parecer duraba más de dos horas.
Durante el viaje se la pasó escribiendo mensajes hacia su hermana y cierto chico rubio con el cual trataba de enmendar las cosas. La música sonaba fuertemente en sus oídos y estaba seguro que el chico que se sentaba a su lado podía escucharla también.
Se quedó dormido pasada la hora de viaje y se despertó una hora después gracias a una señora que le había movido el hombro para avisarle que ya a habían llegado.
Estirándose en su lugar se levantó de su asiento y se bajó del bus mientras buscaba su pequeña maleta con ropa para dos días y los utensilios de higiene personal.
Cuando salió de la estación no pudo evitar mirar a su alrededor con cierta nostalgia, habían pasado años desde que había ido a South Park, y honestamente no se había dado cuenta de lo mucho que extrañaba el lugar hasta que finalmente había vuelto.
Con un largo suspiro comenzó a caminar en dirección de su hogar, Ruby le había confirmado que su madre se encontraba en casa a esas horas y que tendrían mínimo unas tres horas para hablar con ella antes de que se fuera a trabajar. Después de eso, planeaba ir con Ruby a ver a su padre, quien seguía en el mismo lugar que estaba antes de que él se fuera.
Cuando llegó a la casa, tocó el timbre dos veces antes de que abrieran, mientras esperaba miraba de un lugar a otro, distrayéndose con el paisaje del lugar, hasta que finalmente su hermana abrió la puerta y su mente quedó en blanco.
Su hermana, Ruby, había crecido tanto y de tal manera, que su mente casi explota, la niña recién estaba entrando a la pubertad y aún así el cambio era tan notorio que la mente de Craig no pudo evitar colapsar al ver lo grande que estaba su pequeña (ya no tan pequeña) hermanita.
-Ruby...- fue lo primero que soltó al ver a la pelirroja, quien de un momento a otro ya le estaba abrazando.
-Craig, maldito idiota bueno para nada....- El azabache pudo sentir como su hermana oprimía las lágrimas, la chica quería ser fuerte y Craig lo sabía, y por eso mismo se proponía a no volver a dejarla.
-Igual te extrañé, pequeña buena para nada.- Ambos Tucker rieron y aún unidos en un abrazo ambos entraron a la casa, se dirigieron hacia el patio donde se encontraba su madre.
Logró verla de espaldas mientras se encargaba de unas flores en la tierra, parecía seguir siendo la misma mujer fuerte y joven que vio por última vez, la misma mujer a la cual admirada y añoraba con volver a ver.
Apenas su madre giró la vista, sus ojos se agrandaron de la sorpresa, y Craig no tuvo tiempo ni de hablar ya que de un momento a otro ya estaba atrapado en los fuertes brazos de su madre.
-¡¡Craig Tucker!! ¿¡Cómo diablos se te ocurre haber desaparecido todo este tiempo!? ¡¡Eres una persona horrible!!- apenas se separaron del abrazo, su madre tomó un mechón de su cabello y tiró de él sin hacerle verdadero daño, sólo logrando llamar la atención de su hijo ante su actitud.