C u a t r o

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Editado <3

RECUERDEN QUE ESTÁ ESCRITO EN ORDEN NO CRONOLÓGICO, ESTO ES EL FUTURO, NARRO SU VIDA DESORDENADA. SIEMPRE ESPECIFICARÉ CUAL ETAPA DE SU VIDA ES, 

⚠️ ¡PRESTEN ATENCIÓN! ⚠️


Cuarto año, vacaciones de Navidad.

—Estoy nerviosa.— dije mordiendo mi labio inferior mientras acariciaba suavemente el cabello de Draco, este esbozó una pequeña sonrisa y abrió un poco sus ojos para verme.

—Oh, vamos. Mis padres no son tan malos. Además, si lo que te preocupa es mi padre, solo estará en la hora de la comida y en la cena, ni siquiera vendrá a buscarnos hoy. Solo estará mi madre.

—¡No es que me preocupe tu padre! Es que... temo que en lo que respecta a modales tú y yo somos demasiados diferentes, Draco. ¿Y si no les caigo bien?—él se puso de lado y extendió una de sus manos, tocando mi mejilla. Puse mi mano sobre la suya y cerré los ojos, disfrutando de el frío toque de su mano.

—Estarás bien.—susurró y luego mordió su labio.— Tal vez mi padre te haga un par de comentarios incómodos sobre tu familia, pero eso será todo. ¡Te prometo que te divertirás!

—Bueno, eso no suena muy prometedor, ¿o sí?— cerró los ojos y me ignoró, acomodándose más en mi regazo.

Seguí acariciando su cabello durante unos minutos más, con mi otra mano leía un libro sobre criaturas mágicas hasta que sentí la respiración de Draco más calmada, supe que se había dormido y fue allí cuando me permití mirarlo.

Su cabello es suave, lo que me dejaba saber que todos los rumores sobre porque su cabello es tan perfecto eran ciertos; debe usar cientos de hechizos en él para que se mantenga ordenado.

Me dediqué a desordenar su cabello solo para molestarlo hasta que vi un destello castaño que me llamó la atención. Hundí mis manos aún más y me acerqué a ver aquel destello castaño hasta que lo ví; las raíces de su cabello son castañas. Y eso sólo significa una cosa...

—¡No eres rubio natural!— grité sin darme cuenta, espantando a Draco y haciéndolo levantarse de golpe y chocar su cara contra la mía. O más bien, sus dientes contra mi frente.

—¿Qué te pasa, Alex?— prácticamente grita mientras toca sus dientes.

—¡Te descubrí! ¡Descubrí tu secreto!— le grité de vuelta, sobando mi frente.

—Emm... ¿Cuál de todos, exactamente?— lo miré indignada y golpeé su hombro, obviamente bromeando.

—No eres rubio natural, ¡me mentiste, nos mentiste a todos! ¿Por qué te pintas el cabello?

—Bueno, a mi padre le recuerda a mi tía Andromeda que fue desterrada por casarse con un sangre sucia. No hay registros de ella, ni siquiera está en el árbol familiar... Por eso era casi una deshonra para mi padre que yo, su hijo, llevara tanto parecido con alguien tan infame. Siempre le echó la culpa a mi madre, hasta que a los ocho años encontraron la solución; que toda mi vida aparentara tener el mayor parecido posible a mi padre cuando no era así.

—Oh, vaya. Eso es una historia interesante... ¡Podríamos hacer una novela!, pero ahora le tengo aún más miedo a tu padre.— dije, soltando una pequeña carcajada al final. Sentí como el tren paró y le sonreí a Draco, que abrió la puerta del vagón y me dejó salir primero.

Pasamos a recoger nuestros baúles y la lechuza de Draco, para luego salir del tren. Draco utilizó su súper-altura-de-jirafa mientras yo me limitaba a tomar su mano para tratar de no ser arrastrada por la gente cuando él comenzó a caminar, por lo visto había encontrado a su familia. Llegamos hasta una mujer que desprendía nada más que elegancia, con el pelo totalmente negro arriba y rubio debajo. 

La Weasley FantasmaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora