Capítulo 12

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Así que después del caliente beso que me dejó flotando en una nube, ayer solo intercambié un par de mensajes de texto con Philip "Sé cómo usar mi lengua" Daellenbach

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Así que después del caliente beso que me dejó flotando en una nube, ayer solo intercambié un par de mensajes de texto con Philip "Sé cómo usar mi lengua" Daellenbach. Dios, solo el recuerdo de ese beso me hace estremecer.

Fue un buen beso, un digno primer beso.

Eve gritó de la emoción cuando le llamé para contarle al respecto justo una hora después de que ocurriera. En mi defensa, necesitaba hablarlo con alguien. Y Eve es mi mejor amiga, por supuesto que ella sería la elegida.

Muerdo mi labio inferior y aprieto las carpetas contra mi pecho mientras veo a Philip caminando hacia mí. Él viste vaqueros oscuros, camiseta blanca y una chaqueta de cuero negra. Nada del otro mundo, pero ¿por qué se ve tan bien?

Cuando llega hasta mí tiene los pulgares metidos en los bolsillos de su pantalón, se humedece los labios y me da una sonrisita de medio lado.

—Philip —digo—. ¿Tú aquí?

Estamos de pie en la recepción de Allegra. Acabo de dejar a su primo Chris en la cabina para que Rita y Vince lo entrevisten y me disponía a volver a mi cubículo.

—Vine a darle apoyo moral a Chris —responde, y lleva una mano hasta su cuello—. Digamos que él estaba nervioso por la entrevista...

—¿Sí? Vaya... —Enarco las cejas, asintiendo—. Él debe ser muy buen actor, porque la verdad no me di cuenta de sus nervios. Parecía muy animado y parlanchín cuando llegó.

Philip arruga la nariz y desvía la mirada hacia el techo un instante.

—Sí, ya sabes, tanto tiempo trabajando con actores... —Chasquea la lengua—. Ya se le han pegado algunas mañas.

—Debe ser eso —asiento, consciente de que no es más que una excusa.

Philip se balancea sobre sus pies y mira alrededor antes de dejar caer sus bosques en mí. Insisto, esa mirada suya es digna de apreciar. Enarco una ceja y el muerde su labio inferior mientras abre mucho los ojos. No sé si está tratando de seducirme todavía con la cosa de sus labios o solo soy yo que siento ganas de revivir el recuerdo de nuestro primer beso.

—Así que este es uno de tus trabajos...

Asiento.

—Mi escritorio está arriba —digo y señalo las escaleras—. ¿Quieres subir? Podemos escuchar la entrevista de Chris, seguro que él sentirá el apoyo moral que le enviarás desde allí.

—Suena como una idea grandiosa. Si eso no te causa problemas, claro...

—Ningún problema —le sonrío—. Andando, señor D. No hay que perder tiempo.

Él aplana los labios, reprimiendo una sonrisa.

—¿Debo ayudarte con esas carpetas?

—No puedes resistirte, ¿verdad? —digo mientras niego con la cabeza.

Jamás digas nunca [T.I.M. #1]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora