Capítulo 42

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Tomo rápidas y cortas respiraciones mientras espero que Eve abra la puerta, mis manos tiemblan

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Tomo rápidas y cortas respiraciones mientras espero que Eve abra la puerta, mis manos tiemblan. Todo mi cuerpo tiembla. Parpadeo sin control mientras trato de aclarar mi vista. No sirve de mucho porque las lágrimas no han dejado de salir incluso aunque me he ordenado dejar de llorar más de una vez.

No puedo hacerlo.

Está fuera de mi control, tan fuera de mi control como el agudo dolor que quema en mi pecho.

La puerta por fin se abre, Eve aparece delante de mí y no la dejo ni siquiera procesarlo: le echo los brazos encima porque necesito de su abrazo más que nunca.

Sollozo y mis lágrimas humedecen su blusa mientras ella me abraza de regreso y acaricia mi cabeza en un intento por tranquilizarme. No lo consigue, no logro dejar de llorar porque esto duele demasiado.

Eve me pone las manos en los hombros y me separa de ella para verme a la cara. Tengo un nudo en la garganta. El vistazo borroso que consigo distinguir de ella me hace notar que también hay lágrimas rodando por los lados de su rostro. Es algo que nunca ha podido evitar, siempre termina llorando cuando alguien llora frente a ella.

—Oh, no, Jade... ¿Qué ocurrió? —inquiere con tristeza. Acaricia mi mejilla mientras mis labios tiemblan y yo me esfuerzo por no abrirlos, por no dejar escapar más sollozos; tan solo niego con la cabeza como respuesta y ella suspira antes de enjugarme las lágrimas—. Ven, pasa, cuéntamelo todo.

Me rodea con un brazo y entramos al apartamento. Ni siquiera soy consciente de mis propios pasos mientras Eve me guía hasta la sala de estar, me hace tomar asiento y me deja allí mientras va a la cocina.

Paso mis manos por mi rostro, trato de detener el líquido salado que brota de mis ojos. Pero en este caso podría aplicar perfectamente ese dicho de que no se puede detener la lluvia con las manos. Incluso aunque enjugue las lágrimas, solo pasarán unos segundos antes de que nuevas se formen y empapen mi rostro otra vez.

Humedezco mis labios y percibo el sabor salado del llanto. Intento controlar mi respiración. Eve regresa con un vaso de agua y me lo pone en las manos, se sienta a mi lado y me ayuda a detenerlo un instante porque creo que ha notado que con lo temblorosa que estoy, podría dejarlo caer sin el menor esfuerzo.

Bebo un poco del agua, en busca de tranquilizarme, y luego dejo el vaso en la mesita de centro. Eve me abanica el rostro con una mano y peina mi cabello con la otra para alejar los mechones que se pegan a mi cara. No puedo creer que esto esté pasando. No puedo creer que Philip sea capaz de algo así.

Me toma bastante tiempo antes de que mi respiración comience a normalizarse, Eve espera con paciencia a mi lado, sin presionarme a hablar durante todo este tiempo.

Contemplo al vacío, las silenciosas lágrimas siguen su trayecto en mi rostro.

Eve da un amable apretón en mi rodilla. Encuentro mi mirada con la suya, sus ojos verdes reflejan preocupación.

Jamás digas nunca [T.I.M. #1]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora