Rechazo el vaso de agua que Loren trata de hacerme beber y, con su ayuda, me pongo de pie cuando mis oídos dejan de pitar y mi cabeza de dar vueltas.
No puedo desplomarme. No en este momento.
Cuando vuelvo a pensar con algo de lucidez, voy en busca de mi celular y lo encuentro en la encimera. Es difícil manejar el teléfono cuando mis manos tiemblan tanto y mis ojos están empañados, pero consigo hacer una llamada. Me envía directo al buzón, lo que hace que mi corazón se estruje. Intento dos veces más y obtengo el mismo resultado.
Loren eleva las cejas y gesticula con los labios un «¿nada?». Niego con la cabeza y siento más lágrimas descender por los lados de mi cara.
Mierda, mierda.
Golpeo con las yemas de los dedos de mi mano libre en mi frente, trato de ayudarme a pensar con claridad. Esto es demasiado jodido, Dios. Debe ser un maldito error. Tiene que serlo.
—Jade... —comienza Loren, pero la interrumpo.
—Chistt, espera... —le digo porque se me ocurre en ese instante a quién llamar y no pierdo tiempo en hacerlo.
—¡Chris! Oh, Chris, ellos... —balbuceo en cuanto él atiende, sin dejarlo hablar siquiera.
Escucho un profundo suspiro.
—Lo sé... lo sé. —Sorbe la nariz—. Estamos yendo por Max para ir a Birmingham.
—¡Voy con ustedes! —exclamo sin pensármelo dos veces—. Por favor, Chris, necesito...
—¿Dónde estás ahora mismo?
—En mi apartamento.
—Pasamos por ti en quince minutos —me indica.
Humedezco mis labios y asiento con la cabeza aunque él no puede verme.
—Gracias... —digo antes de terminar la llamada.
Sujeto mi teléfono con fuerza entre mi mano y cierro los ojos por unos segundos. La imagen de Philip destella en mi mente, eso es todo lo que hace falta para que nuevas lágrimas broten en las esquinas de mis ojos y resbalen por mis mejillas hasta llegar a mi cuello.
No importa qué, necesito llegar a él.
Loren da un suave apretón en mi brazo. Abro los ojos y muerdo mis labios. Ella me mira con las cejas arqueadas por la preocupación.
—Debo ir a Birmingham —murmuro.
Asiente, me envuelve en un abrazo y besa mi cabeza.
Me ayuda a hacer un bolso con ropa y demás cosas personales por las que yo no me hubiese preocupado justo ahora, luego bajamos y esperamos en la entrada del edificio hasta que los chicos llegan por mí.
En cuanto veo el auto de Chris, me despido de Loren con un abrazo rápido y corro a subirme en el asiento trasero. Chris solo asiente con la cabeza hacia mí y me recuerda usar el cinturón de seguridad antes de que estemos en movimiento, incorporados en el tráfico de la ciudad. Él no es quien conduce, lo hace Kelly. No hago preguntas, creo que nadie está de ánimo para eso.
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Jamás digas nunca [T.I.M. #1]
RomansaJade Callahan dijo que nunca tendría un novio, y ha tenido tres. Afirmó que nunca se embriagaría, y se acabó una botella de tequila cuando cumplió los dieciséis. Juró que nunca nadie la haría ver una película de romance, y su mejor amiga Eve la conv...