Capítulo 8

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Así que de algún modo he terminado ocupando un asiento en la camioneta de Philip, una Lexus RX

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Así que de algún modo he terminado ocupando un asiento en la camioneta de Philip, una Lexus RX. No es que yo sepa de autos, pero vi el nombre grabado en la parte trasera antes de subir. Por alguna razón tenía la idea de que Philip sería el tipo que conduce un auto italiano deportivo, la clase de auto que siempre lleva a una chica diferente en el asiento de copiloto, pero me equivoqué.

Aunque su bonita camioneta azul podría llevar a una chica diferente en el asiento de copiloto después de todo, lo que significa que yo estaría siendo esa chica en este momento.

Arrugo la nariz, niego con la cabeza a mi propio pensamiento y volteo a verlo cuando lo oigo reír. Él mantiene la vista al frente.

—¿Qué es lo gracioso?

—¿Estabas teniendo una conversación contigo misma? —Sus ojos se encuentran con los míos un breve momento a través del espejo retrovisor—. Tenías cara de estar haciéndolo.

Frunzo labios.

—Los ojos en la carretera, Philip —le recuerdo—. En la carretera.

—Oye, no es mi culpa que me resulte tremendamente difícil apartar la mirada de ti cuando te tengo tan cerca.

Muerdo mis labios para no sonreír y me encojo de hombros aunque él no puede verme.

—Bueno, tampoco es mi culpa. No es como si pudiera dejar de ser atractiva solo para que tú puedas concentrarte en conducir o algo.

Philip ríe y niega con la cabeza.

—Amo tu humildad Jade, realmente lo hago.

Sonrío y entonces, sin darme cuenta, termino estudiándolo con la mirada mientras él es obediente y se concentra solo en conducir. Philip tiene un buen perfil, lo cual no es ninguna sorpresa. Creo que me parecerá atractivo en cualquier ángulo en que le mire.

—Entonces... —dice—. ¿Qué tal tu día? ¿El trabajo?

Por la forma en que lo dice, parece de verdad interesado en oír la respuesta, así que le cuento un poco al respecto sin abrumarlo con los detalles negativos. Luego le platico de las cosas buenas de trabajar en Radio Allegra y en Tendencia, de los artistas que he tenido la oportunidad de conocer cuando van al programa, de cómo mi repertorio musical se ha vuelto extenso gracias a los radioyentes y también sobre los artículos que escribo para Tendencia.

No sé si él finge muy bien o en serio disfruta oírme parlotear.

—¿Amas lo que haces?

Parpadeo en su dirección.

—Bueno, me gusta.

—¿Solo te gusta?

Lo veo enarcar una ceja, lo que me hace esbozar una mueca.

—Me gusta, Philip, no está mal. La paga es buena en ambos trabajos y tiene sus beneficios, sin embargo, si me preguntas si esto es lo que toda mi vida soñé con hacer, la respuesta sería no. No pasé cuatro años y medio estudiando periodismo y comunicación para dedicarme a escribir la escaleta de un programa musical o redactar artículos triviales para una revista de ocio. Lo hago porque en su momento pareció una buena oportunidad y la tomé.

Jamás digas nunca [T.I.M. #1]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora