un cambio en mi vida

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PDV Erick

Mi día comenzó como cualquier otro. Me levante. La mucama, como siempre esperaba detrás de la puerta para darme las toallas limpias. La deje que limpiara mi cuarto y me fui hacia el gimnasio personal del castillo.
Después de dos horas de duro entrenamiento me tome una ducha y fui hasta mi armario. Esta tarde saldría a tomar algo con mis amigos y de paso me escaparía de mi seguridad por un rato.

Tome un traje y me lo puse. Me mire en el espejo. No lo niego me veía bien.

Baje y mis padres desayunaban en la gigantesca mesa de una de las tantas salas.

-buenos días padres.

-buenos días Ericksen.

Mi padre. Tan amoroso. (Captan mi sarcasmo ¿verdad?).

-buenos días mi rey.

- técnicamente madre. Eso aun no pasa. Pero tu eres mi reina.

Ella sonrió y se acercó a mi y beso mis mejillas.

- ¿algún plan para hoy?.

Asentí mientras uno de los meseros colocaba una servilleta en mi regazo y colocaba mi desayuno en mi plato.

-su majestad.
Dijo otro entregándome un vaso con jugo de naranja.

- la verdad es que si madre. Pensaba ir con los hijos del duque Wellington a la ciudad y mostrarle que bella es la capital de mi país.

Mi padre nos interrumpió.

-esa es una buena idea y claro que iras con tus escoltas y ellos con la suya ¿verdad?

- padre. Con el mayor de los respetos. Soy mayor de edad y puedo defenderme solo, por algo tantos entrenamientos y artes marciales.
No necesito guardias. Y si seguramente ellos los llevaran, pero yo no.

-no irás si no llevas tus escoltas..

Más que escoltas eran mis carceleros. Mi padre el dueño de mi prisión. 

- disculpa mi intromisión querido. Pero Ericksen tiene razón. Además solo irá a la ciudad. ¿Que podría pasar?. Dadle un poco de diversión.

Mi madre podría convencer a una jirafa de que es elefante. 

Mi padre asintió y terminamos el desayuno sin ninguna palabra más.

-Padre. Me retiro. Volveré temprano.

El solo asintió y yo salí por la puerta delantera del castillo.

-¡¡hey princesa!!..

Les hice señas de que se callaran y eso hicieron.

- al fin estoy lejos de esa prisión.

-hey y ¿qué haremos?.

Pregunto, West.

- fácil. Primero centro comercial.
Segundo buscar una chica para pasar el rato y por tercero ir a tomar algo de alcohol y tener sexo.

Llegamos al centro comercial pero nunca esperábamos que la voz se corriera tan rápidamente de que estaba aquí.
Mis admiradoras arruinaron todo mi plan.

Comenzaron a correrme como si estuvieran poseídas.

Llegue a esconderme en una librería. Pero cuando observé que tenía vía libre me levante y camine sin ver por donde iba y choque contra alguien y la tiré.

-¿qué te pasa boludo?.

Ella había hablado en español. Pero esa última palabra no la entendí muy bien.

Su Majestad Y La Chica Plus Size (editada)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora