y si te vuelvo a robar un beso

16.5K 976 101
                                    

PDV Gabriela.

¿Como mierda pasó todo esto?. Estoy en camino al gran palacio. Para quedarme con la realeza, ¿hay algo más tan fuera de lugar como yo en un castillo?. Creo que no.
Erick está sentado junto a mi con una gran sonrisa mientras que yo estoy cruzada de brazos.
Debería estar feliz. El chico que me gusta me dijo que sentía lo mismo y ahora para protegerme me quedaré en su casa. Pero no. Por una razón, ese chico es un príncipe y su casa un castillo.
No quiero que su familia y amigos me vean mal. No soy una aprovechada ni nada parecido pero no me saco la sensación de que no dejaran de mirarme y creer eso.

La mano de Erick me saca de mis pensamientos. Acaricia mi mejilla con un suave rose.
Giro hacia él y su sonrisa crece.

-si no dejas de hacer puchero.. volveré a robarte un beso.

Sonreí y estire hacia fuera mi labio inferior.
El comenzó a acercarse pero el auto se detuvo.

-llegamos su majestad.
El chofer bajó del auto y le abrió la puerta primero a Erick y él se alejó lentamente de mi sin sacarme los ojos de encima.
La puerta de mi lado se abrió y apareció un sonriente Maikes.

-tu ni hables.
Bajé y este comenzó a reír junto con Erick.

-¿se puede saber qué está pasando aquí?.

Todos giramos y ahí frente a mí estaba la reina.

-sí madre pero se lo diré junto con mi padre en su estudio.
Maikes suban las maletas de Gabi y muestrale su habitación.

Se acercó a mi oído y me susurro.

-estaré contigo en un rato. No te pierdas.

Mis ojos no podían ver otra cosa que el rostro de la reina observandonos.
Asentí a sus palabras y él buscó mi mirada. Cuando se encontraron me articulo con los labios un "tranquila".

Caminó hasta su madre y puso su brazo en jarra para que su madre coloca su brazo entre el suyo.
Cuando ella lo hizo el beso su mano y el rostro de la reina cambió a una sonrisa.

-el siempre cambia el ánimo de la reina.

Susurro Maikes cuando ya no se veían sus majestades.
Giré hacia el y me hizo un ademan para que entrara.

-¿como se encuentra Jesse?.

Entramos al gran pasillo y él contestó.

-esta bien. Aunque pregunta si estas libre el sábado.

Comencé a reír y una mujer se nos acercó. Muy bonita, castaña de piel oscura y ojos verdes, de unos cuarenta años.

- hola cariño.
Besó en la mejilla a Maikes y me quede observando, esperando una respuesta. Se supone que tiene mujer.

El me miro y luego a la mujer.

-Gabi. Ella es Sara. Mi mujer.

Ella se acercó a mí y me dio un fuerte abrazo.

-por qué no vamos a la cocina y comes algo. Seguramente no desayunaste por culpa de este que esta aquí.

Señaló a su marido y luego me guió hasta la cocina sin soltar el agarre de mis hombros.

Como todo lo que había visto la cocina era enorme y los electrodomésticos de lujo con una decoración encantadora.

Sara me sirvió un plato con huevos y tocino.

-ham.. no tengo mucha hambre. Yo puedo hacerme un café no hay problema. Además ese es mi desayuno siempre.

- pero niña vas a morir de un infarto si tomas tanta cafeína y además mis desayunos son fuera de este mundo... o eso me dicen Maikes y las niñas.
Usted no se mueve de la mesa hasta acabar todo esto.

Su Majestad Y La Chica Plus Size (editada)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora