Falso

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Querido Diario:

¿Cómo puedo dejar de extrañar la fría calidez de sus manos?
Lo admito, me ha envuelto demasiado en su juego. Incluso sabiendo que podía estar jugando, yo le creí.
Que tonta soy, ¿verdad?
¿Cómo pude creer en su falso llanto? ¿En esas tardes maravillosas que pasamos conversando?

Pero eso no es lo peor.
¿Sabes que es?
Que al destino le dio la gana de que fuera la persona a la que le tengo que regalar en el intercambio. Como te conté hace unos días... creo que el mejor regalo sería una pistola con una linda nota que diga: 'matate'.

Pero no soy capaz de hacer eso. Porque mis manos siguen necesitando el frío que las derrita...

-L.H

Diario De Una Chica Invisible Donde viven las historias. Descúbrelo ahora