Marina se quedó congelada, se respiraba un aire de tensión en ese cuarto, cuando Eli completó la frase: "Stuart no está muerto". Marina en ese momento sintió como si le quitaran un peso de encima, oír las palabras de Eli le causaron un gran alivio, pero también se preguntaba como Eli se pudo haber enterado de esa noticia, entonces comenzó un diálogo entre ellas, las cuáles tenían en ese momento muchos sentimientos encontrados:
- Marina: Gracias a Dios, Stuart está vivo. Pero, ¿cómo tú sabes eso? ¿Quién te lo contó?
- Eli: Marina, te tengo que dar una confesión, yo sabía que él estaba vivo desde anoche.
- Marina: ¿Qué cosas estás diciendo?
- Eli: Te voy a contar la verdad, pero no te molestes. A la hora que yo y Gabriela te dejamos con André para comprar unos refrescos, vimos a..., bueno tu ya sabes a quien, con su cara de sonso parado en medio de la fiesta. Obviamente yo sabía que no lo invité a él, entonces estaba a punto de botarlo de la fiesta, pero Gabriela me recomendó que no lo hiciera, porque malograría mi fiesta. Entonces luego de comprar los refrescos, vimos como él corría como un estúpido hacia la puerta para salir de la fiesta. Entonces, yo por curiosidad lo seguí y vi como el carro lo atropelló. Al ver como varios invitados salían de la fiesta, vi como mi fiesta se fue al tacho por su culpa. Seguidamente, se me ocurrió tratar de ocultar el hecho para que mi fiesta no se viera perjudicada pero un invitado entró corriendo a la fiesta, gritando un muerto, un muerto. Provocando de esa manera el final de mi fiesta. ¿Por qué crees que estuve fría en el resto de la fiesta?. Odio a Stuart.
- Marina: Cómo puedes hablar de esa manera, Eli. No deberías ser tan fría. Aunque en parte no te juzgo, yo también me comporté así ayer. En vez de preocuparme por el supuesto muerto o llamar a Xavier para que me comunique su estado, me fui caminando con André a mi casa, le dí mi número telefónico y me dormí al instante sin importarme nada. Yo reaccioné así debido a que estaba, y sigo estando en estado de shock y no sabía que hacer. Sobre todo tú, que apreciaste como atropellaron al pobre. Anda al hospital y hagan las paces.
- Eli: Descártalo. Podrá ser una víctima de un accidente y todo eso, pero no me quiero disculpar. Él malogró lo que debió haber sido el mejor momento de mi vida. No lo voy a hacer.
- Marina: Pero Eli...
- Eli: Mejor no hablemos de eso, cambiemos de tema.
Luego de escuchar música un rato más, Marina se despidió de Eli y partió a su casa. Pero se le ocurrió un plan, una idea; ir a visitar a Stuart en el hospital. Ella se acordaba perfectamente de la dirección que le dió Xavier en la noche. Entonces, agarró su bolso y partió rumbo al hospital.
Mientras tanto en el hospital, las cosa no iban tan mal después de todo, Stuart solo había sufrido unas leves fracturas y solo se quedaría ese día en el hospital. Sus padres fueron a verlo en el hospital, pero fue un corto tiempo debido al trabajo. Finalmente, Xavier también se retiró debido a que tenía que realizar un trabajo para el día siguiente. Agarró su mochila, abrazó a Stuart y se fue.
El reloj marcó la una de la tarde, aparentemente no pasaría nada importante. Marina fue donde una de las recepcionistas del hospital y preguntó por Stuart Salas Cáceres. Esta le indicó el cuarto donde se ubicaba y mandó a una enfermera para que acompañara a Marina. La enfermera le avisó a Stuart que tenía visitas. Él pensó que no sería nadie importante debido a que su entorno más cercano ya lo habían visitado.
Entonces la puerta se abrió y el visitante entraba poco a poco, Stuart sentía pensó que era, no, no podría ser; se le formó un nudo en la garganta, se le congeló la lengua, y la vió; era Marina.
- Marina: Hola Stuart. Quizás te parezca extraño verme por acá, cuando nunca en todo este tiempo he hablado contigo.
- Stuart: No, no, no te preocupes.
- Marina: Y ¿ya te sientes mejor?
- Stuart: Si, ya me siento mucho mejor.
- Marina: Y ¿no hay ninguna persona que te acompañe?
- Stuart: Mis padres y Xavier ya estuvieron por acá, pero tenían cosas que hacer. Los entiendo perfectamente. Por mi culpa gastaron su tiempo.
- Marina: No hables así, ellos te quieren mucho.
- Stuart: Tienes razón.
- Marina: Cambiando de tema para alegrar la conversación, ¿Qué te gusta hacer en tus tiempos libres?
- Stuart: Bueno me encanta dibujar. Desde pequeño solía hacer varios dibujos pero siento que me falta inspiración.
- Marina: ¿Y quién es tu cantante favorito? La mía es Florence Welch.
- Stuart: La mía es Marina and The Diamonds.
- Marina: ¿Y qué canta?
- Stuart: Música alternativa.
- Marina: Igual que Florence.
- Stuart: Te pasó una canción, se llama Numb.
- Marina: Justo traje mi celular, pero no voy a poner el volumen tan alto estamos en un hospital.
Y así comenzaron a hablar y escuchar música, Marina descubrió en Stuart a una persona completamente distinta, ella sabía que si Eli se enteraba de su presencia en el hospital, tendría problemas con ella así que decidió guardarse ese momento para si misma.
Finalmente Marina se retiró, sin antes pedirle el número de teléfono a Stuart. Marina agarró su bolso, abrazó a Stuart, el cual estaba feliz debido al abrazo, y se despidió de él, prometiéndole que hablarían más seguido. Stuart sintió que esta era la oportunidad de acercarse más a Marina.
Al llegar a su casa se encontró con André, el cual hablaba con su mamá. Ambos sonreían e invitaron a Marina a la conversación, luego de reír y conversar un buen rato, Jéssica soltó un dato que quizás Marina no quiso revelar.
- Jéssica: ¿Y cómo te fue en el hospital?
- André: ¿Y para qué fuiste al hospital?
- Jéssica: Fue a ver a Stuart, su compañero que está hospitalizado.
André miró su reloj, aparentemente se tenía que ir, se despidió de Marina y su madre de forma un poco fingida y salió de la casa con una sonrisa fingida en los labios.
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El club de los corazones solitarios (#Carrotawards2018)
Teen FictionUna ruptura, un corazón roto y una propuesta de pertenecer a un club de personas con historias parecidas. Un club que a pesar del poco tiempo de estadía aparentemente comprende a Marina, el nuevo corazón solitario, y unos amigos que a pesar de conoc...