Capítulo 22: "Todos pueden cambiar, nada puede cambiar"

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- Sebastián: ¡¡¿Qué haces aquí?!! –gritó Sebastián al ver a Alcides, el cual sorpresivamente estaba vestido con ropa casual y zapatillas.

- Alcides: Nos encontramos por casualidades de la vida, ¿también vienes a ver a Eli?

- Sebastián: Eso no es asunto tuyo. Además de ser así no te importa, ni siquiera la conoces.

- Alcides: ¿Quién te dijo que no? –respondió cambiando un poco su expresión de seriedad- ella fue quién tuvo un amorío con el novio de mi mejor amiga aunque pensándolo bien...

En ese momento y antes de que pueda reaccionar, Sebastián le dio una cachetada a Alcides, el cuál se paró en un instante.

- Alcides: ¿No tienes nada más que hacer? –dijo sonrientemente- eres más hombre que yo por golpearme.

- Sebastián: Tengo muchas ganas de darte la paliza que te mereces desde el año pasado –dijo totalmente molesto- no tienes sangre en la cara.

- Alcides: Bueno. Hagamos algo más educado. Dime todos los motivos por los cuales me odias. Hablemos de frente, puedes grabar si quieres pero si lo vas a mandar a todos los chicos del salón, al menos ten la decencia de ponerlo completo y no en partes.

- Sebastián: ¿Todavía tienes la conchudez de preguntarme porque te odio? –preguntó totalmente indignado- eres tan cínico.

- Alcides: Solo di todo lo que tengas que decir, no voy a interrumpir ni una sola de tus palabras.

- Sebastián: Bueno, que me decepcionaste a mí y a todos con la estupidez que hiciste ese día, que demostraste que no te importa el resto y solo tú. Te recibimos en nuestra familia y nos caíste increíblemente bien desde el comienzo. Y te digo algo, yo te consideré mi amigo, a pesar de que te molestaba y te hacía algunas bromas, lo hacía porque te consideraba un gran amigo. Eras mi ejemplo, el chico con el mejor léxico, el chico más inteligente. Me caías bien a pesar de que te gustan esos artistas raros como esa rara de pelo azul y que siempre demostraste que odiaste el trap, poniendo una expresión de molestia cada vez que poníamos algo de eso en clase. Admiraba ese talento de hablar, de poder convencer a cualquier persona con solo tu inteligencia y que siempre me explicabas con una sonrisa cada vez que te pedía que me explicaras una clase de química o trigonometría que nunca llegué a entender del todo, por dejarme copiarme de todos tus exámenes con la condición de cambiar tres o cuatro respuestas con el objetivo de no poder sacar más nota que tú. Pudiste ser mi mejor amigo –en ese momento hizo una breve pausa y Sebastián trató de contener sus lágrimas.

Pero tú mataste todo eso el 11 de octubre del 2016. Lo mataste con tu acto de cobardía, nos mataste a todos, pues todos jalamos en química por tu culpa. Me mataste y mataste a aquel chico al que yo admiraba, él murió ese día junto con todos nosotros y nació este Alcides, aquel que no reconozco, aquel que a pesar que nunca perdió su inteligencia ni su talento, perdió algo, sus sentimientos. Te digo algo más, todos en ese salón te odian y hablan pestes a tus espaldas, hablan contigo por conveniencia, pues saben que eres muy útil. Así hagas lo que hagas siempre verán en ti un ser lleno de odio y rencor y nunca al chico admirable de inicios del 2016.

- Alcides: ¿Eso es todo lo que tienes que decir? –preguntó totalmente serio.

- Sebastián: Si –dijo mirando a Alcides a los ojos totalmente molesto.

- Alcides: Bueno ahora es mi turno de responder a todas tus preguntas.

- Sebastián: Quiero ver tu talento para mentir –dijo sarcásticamente.

El club de los corazones solitarios (#Carrotawards2018)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora