La alarma de un celular sonó, eran aproximadamente las cinco de la mañana, Sebastián se levantó bastante cansado, se había quedado despierto hablando con algunos amigos hasta las dos de la mañana. Apenas se despertó, decidió tomar una ducha para despertarse del todo y aparentar las ligeras ojeras que tenía y que no se apreciaban debido a su tez morena. Mientras desayunaba, recibía el sermón de sus padres diciéndole que no cometiera los mismos errores, que ya tenía 15 años y debía de comportarse como el joven que era, ya que solo le quedaban 2 años de escuela.
- Mónica: Bueno Sebastián, ya sabes lo que tienes que hacer.
- Sebastián: Si, fingir que estoy bien, feliz. Orgulloso de haber salido como un perro de esa institución por culpa del sobrado de...
- Felipe: Detente. Supéralo de una vez. Me duele escucharte siempre hablando de ese chico. Ya, el chico quizás erró como tú dices, pero que puedes hacer, tú te expulsaste solo. Te queremos mucho pero no te vamos a pintar una realidad que no es, tú eres el único que no quieres ver la realidad.
- Sebastián: No me sorprende escuchar esto de ustedes, ustedes son débiles- dijo arrojando el vaso de jugo de naranja a la mesa- parece como si lo quisieran poner en un altar, el rey de la honestidad. Este uniforme apesta, mi vida apesta, mi futuro apesta pero les haré caso pues no me queda de otra.
- Mónica: Bueno hijo, solo te digo que te tranquilices y aproveches este día para conocer a tus nuevos compañeros, vas a ver que probablemente hay chicos que también amen el fútbol como tú y seguro habrá chicos inteligentes que te ayudarán sin interés. Trata de ser feliz, Sebastián. Nosotros siempre estaremos aquí para ti.
- Sebastián: Gracias- con una voz de desgano.
- Mónica: Bueno, ya son las 6:30. Lo mejor que puedes hacer ahora es retirarte sino se te va a hacer tarde. Ven puntual.
- Sebastián: Adiós.
Paralelamente, Stuart y Xavier hablaban por chat. Ya era el cuarto año en el que estaban en secundaria.
- Xavier: Señor responsabilidad, listo para el colegio.
- Stuart: Claro. ¿tú?
- Xavier: Un poco preocupado, tú sabes que no soy el mejor alumno y no he encontrado una motivación para mejorar. Hablando de motivaciones, ¿Hablaste con Marina?
- Stuart: Si, ayer. Bueno, ¿preparado para recibir al nuevo?
- Xavier: Si. Por lo visto no es tan malo, además por Alcides, pues él me ha caído increíble.
- Stuart: Creo que él dice la verdad, además sé que se siente sentirse solo, yo fui así alguna vez.
- Xavier: Además quién no arriesga, no gana. Me despido, sabes que vivo lejos. Ojalá que nos toque el mismo salón.
- Stuart: Eso espero. Cuídate.
Marina también ya se encontraba preparándose para la escuela, decidió no hablar con nadie, pues solía ser bastante cuidadosa en la mañana y no olvidarse ni de un mínimo detalle. Ella ya sabía que tenía que ayudar a Alcides, esperaba que le tocara en el mismo salón que el nuevo. Luego de desayunar, despedirse de sus tíos y su madre, partió a la escuela.
Mientras se encontraba en el bus, Sebastián pensaba en todo, pensaba si lograría llegar a congeniar con alguien, si a todos les daría igual él. Pero trataba de convencerse a sí mismo que no tendría problema pues pensaba "Si quieres destacar en la escuela, debes de ser popular, jugar fútbol increíble o ser inteligente". Así, vio el reloj de su celular, ya eran las 7:15 y tenía tan solo 15 minutos para llegar. Llegó justo unos minutos antes. Unos profesores se encontraban en la puerta, saludando a los chicos e indicándoles el pasillo donde debían revisar en una lista a que salón pertenecían- cada grado de secundaria se separaba en dos salones- revisó su apellido y vio. Piso tres, salón 5 derecha, cuarto año secundaria "B".
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El club de los corazones solitarios (#Carrotawards2018)
Teen FictionUna ruptura, un corazón roto y una propuesta de pertenecer a un club de personas con historias parecidas. Un club que a pesar del poco tiempo de estadía aparentemente comprende a Marina, el nuevo corazón solitario, y unos amigos que a pesar de conoc...