Capítulo 11

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Capítulo 11

El viaje a la hacienda pasó como en un sueño. Brittany estaba emocionalmente exhausta. Recordaba haber dejado que Santana tomara todas las decisiones. Habían recogido a Luke, y Santana se había ocupado de hablarle y de tenerlo entretenido, mientras ella permanecía prácticamente en estado de trance. Santana lo arregló todo desde el teléfono del coche. Las llevaron a una pequeña pista y ahí subieron en un avión privado.

Una vez instalados, una azafata le preguntó a Luke qué quería comer. Santana le tomó la mano a Brittany y descolgó el teléfono, que ya estaba sonando otra vez.

En ese momento, a Brittany se le pasó por la cabeza que se había escapado de una prisión para meterse en otra.

Una prisión que tampoco había elegido ella. No se había parado a pensar en ello. Y en esta ocasión, Luke también se vería afectado. Las amenazas de Sam y la creciente y cada vez más visible presencia militar la habían consternado de tal manera que había perdido la perspectiva. Había vuelto a caer, en los brazos de Santana.

"¿Cómo ha ocurrido esto?"

Brittany siempre había sido una persona que le daba muchas vueltas a las cosas antes de hacerlas. Siempre consideraba las consecuencias de sus actos. Sin embargo, con Santana López era diferente.

Puede que fuera aquella tierra, con toda su violencia y su machismo, lo que le había hecho perder el norte. Brittany sólo sabía que estaba confusa y cansada, y que además Santana la turbaba. ¿Qué haría con Santana?

Brittany miró a Luke y la escena al completo tomó un cariz surrealista. Cerró los ojos y se dejó llevar por el sueño que al parecer tanto necesitaba.

Santana se acomodó en el asiento y miró a Brittany, que dormía mientras en su mente repasaba los acontecimientos. Llegarían a la Hacienda Virago en unas cuantas horas.

Nunca antes había llevado a nadie a casa. Para ella, eso era Virago: su casa. Todo lo que quería estaba allí. De acuerdo, alguna vez había invitado a ir a gente pero nunca se los había metido en la cama. Nunca nada le había importado lo suficiente. En el caso de Brittany ni siquiera se lo había planteado; sencillamente, era algo de lo más natural.

Por supuesto, tendría que darles explicaciones a Nona y a su hermano. Aun así, se saldría con la suya. Era Santana López y quería a Brittany en su casa, en su cama, sí, tenía que admitir que quería a Brittany en su vida.

Fue una certeza que la invadió de repente, como una sacudida, en menos de un segundo. Se adentraba en terreno desconocido. Antes siempre había tenido claro cómo proceder. Siempre había sabido lo que quería y lo que tenía que hacer para conseguirlo.

De algún modo, aquello era diferente. Santana cerró los ojos y recordó las emociones que la habían embargado en el dormitorio que Brittany compartía con su marido. Habían sido emociones extrañas, nuevas para ella. Había querido destruirlo todo, destrozar cada centímetro de la habitación. Si de algo se había enorgullecido Santana toda la vida era de su autocontrol. La lección más dura que había aprendido —y la que su padre le había enseñado mejor— era que para ganar es necesario saber dominarse. Y sin embargo, cuando se trataba de la mujer que tenía sentada al lado,

Santana no tenía ningún tipo de control sobre lo que hacía o sentía.

Santana contempló a Brittany mientras dormía. Pensó en sus amantes anteriores y en lo mucho que había disfrutado con aquellas aventuras. En todas ellas, Santana había mantenido siempre el control. Aquella mujer lo había cambiado todo y Santana se sentía insegura y dudaba de cada palabra, de cada paso. Con Brittany las cosas pasaban sin que pudiera pensarlas de manera consciente.

Por Amor - Brittana (Adaptación)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora