Capítulo 24

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Capítulo 24

Copeco patrocinaba diversos acontecimientos sociales en Dallas. En aquella ocasión, se había organizado una exhibición de equitación. A Santana le encantaba tomar parte en ese tipo de eventos. Aquél en particular era una competición no oficial para niños de entre ocho y diez años, donde se les daba la oportunidad de demostrar su destreza en la monta y en el salto.

Desde su llegada, Santana había echado el ojo a varios jinetes que le habían parecido muy buenos. Antes de que empezara la siguiente ronda, decidió bajar al paddock para conocer en persona a algunos de los jóvenes competidores y a sus caballos.

A todos los jinetes se les asignaba un número para competir. Siempre se había hecho así, para evitar favoritismos. Santana se había quedado con la actuación del número nueve. Cuando localizó al jinete que llevaba el número a la espalda, se le acercó con naturalidad.

—Hola —saludó Santana.

—Hola.-

—Lo has hecho muy bien hoy —alabó Santana.

—Gracias, pero casi le doy al último obstáculo en el último salto —repuso el jinete, mientras se quitaba el casco. Inmediatamente, una sedosa melena oscura le cayó sobre los hombros.

—Tendrías que cogerte una coleta —le aconsejó Santana a la niña.

—Ya, lo sé, pero así sudo más.-

—Yo también lo llevaba suelto —admitió Santana con una sonrisa.

Susan miró a la mujer, intrigada. –¿Tú montas?-

—Bueno, he hecho mis pinitos. Me llevé unos cuantos premios a cambio de los chichones y cardenales —dijo Santana, con una sonrisa radiante.

—¿Y podrías darme algunos consejos sobre el último salto?-

—Bueno, de hecho, sí...-

Las dos compararon sus notas entre risas. Luke, que estaba de camino al paddock, las vio y se paró en seco. Con una sonrisa, dio media vuelta y se fue hacia otro lado.

Brittany se sentó en las gradas justo cuando los jinetes empezaban a salir en el orden de participación. El número nueve emergió de las puertas con entusiasmo.

Brittany notó enseguida la diferencia de postura: era como si Susan hubiera cobrado vida a lomos del caballo. Se arriesgaba más en su rutina e imprimía más velocidad a los saltos. Brittany supo instintivamente que algo había cambiado.

En el último salto, Susan apenas logró mantenerse en la silla y, en cuanto el animal completó el salto, la joven jinete cayó al suelo.

Brittany echó a correr de inmediato. Varias personas más habían saltado las vallas y se apresuraban hacia la arena para atender a la jinete. Santana, que había estado observándola de cerca, fue la primera en llegar junto a la niña.

—Eh, pequeña, ¿estás bien?-

Santana la tocó en el hombro con delicadeza. Susan se volvió e intentó sentarse.

—Sí, creo que sí.-

A continuación dos comisarios de pista llegaron y enseguida apareció Brittany, que se arrodilló junto a su hija.

—Susy, cariño, no te muevas —Brittany temblaba visiblemente— Vamos a esperar al médico.-

—Respira hondo. ¿Te duele algo? —le preguntó Santana, mientras le palpaba las extremidades. Susan negó con la cabeza.

Por Amor - Brittana (Adaptación)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora