Capítulo 22

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Capítulo 22

Durante el congreso, Sam averiguó que al año siguiente quedaría vacante un puesto directivo en Europa. Recordaba que Santana había mencionado que tenía asuntos urgentes que atender en Europa. Si jugaba bien sus cartas, el anhelado puesto podía ser suyo.

—¡Sam!- Sam se volvió. El director general de la torre 54, Harry Pentak, se le había acercado.

—Hola, Harry —lo saludó, mientras le estrechaba la mano.

—¿Te has enterado? —le susurró Harry.

—¿De qué?-

—La mayoría de directores generales te apoyarán si te presentas para el puesto. Te recuerdo que soy el presidente de la asociación.-

—Gracias, Harry —le dijo Sam con una gran sonrisa— Nunca olvido a los amigos.-

—Sé que cuidas de los tuyos Sam. Sólo quería que supieras que te apoyaremos si necesitas un empujón extra.-

—Gracias, Harry. Yo mismo tengo un as en la manga.-

—Ya sé que se supone que eres íntimo de la Señora Hielo en persona, pero si los demás...-

—Hay algo que aprendí hace mucho tiempo. Lo que ella dice va a misa. Ninguno de esos idiotas se atreverá a contradecirla —rió Sam a carcajadas.

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El último día del congreso fue largo y tedioso, y todos estaban impacientes por que llegara la gala. La flor y nata de Dallas asistió, ataviada con sus mejores galas. Todo el que era alguien en el negocio del petróleo trabajaba para Copeco.

Santana se acomodó en su asiento y observó a los hombres, que vestían esmoquin, botas y sombreros de vaquero. Las mujeres, por su parte, llevaban vestidos estrafalarios e iban enjoyadas de la cabeza a los pies.

Santana pronunció su discurso y entregó los premios y las menciones especiales, sin dejar de peinar la sala con la mirada, esperando... esperando, aunque no quisiera admitir a quién.

Por fin localizó a Sam, que llegó solo. Enseguida se vio rodeado de hombres y mujeres. Brittany no venía con él.

Santana decidió que estaba cansada. La fiesta podía continuar sin ella. Se despidió del gobernador y abandonó la gala, acompañada de sus dos guardaespaldas.

Sam había llegado tarde. Se suponía que tenía que haber estado allí para realizar algunas de las presentaciones con ella. Su osadía tenía nombre. Santana sintió renacer la profunda antipatía que le tenía y, mientras le daba vueltas a aquellos pensamientos, entró en el ascensor privado que la llevaría al ático.

Al llegar a su planta, se encontró con una escena de lo más extraña. Un joven intentó acercársele, pero uno de los guardaespaldas le impidió el paso y lo tiró al suelo.

—¿Qué diablos está pasando aquí? —exigió saber Santana.

—Lo encontramos intentando colarse en sus habitaciones, señora López. Nosotros nos ocuparemos de él —repuso uno de los guardias de seguridad de la planta.

—¡Espere! ¡Santana! Soy Luke —gritó el chico, con la cara contra la moqueta.

—¡Suéltenlo! ¡Ahora mismo!-

Lo soltaron y Luke, se levantó poco a poco. Santana se encontró frente a frente con un hombrecito hecho y derecho. Ya no era el niño que recordaba. Incluso era más alto que ella. Escrutó su rostro y se detuvo en sus ojos.

Por Amor - Brittana (Adaptación)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora