Capítulo 26

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Capítulo 26

—Estaba todo buenísimo. Gracias por invitarme —dijo Santana. Se levantó de la mesa. Brittany la imitó.

—¿Has venido en taxi?-

—De hecho, sí —repuso Santana con una sonrisa, mirando a Brittany a los ojos con intensidad.

—Luke te puede llevar a casa —ofreció Brittany, sin romper el contacto visual. Luke sonrió al contemplarlas a las dos y decidió intervenir.

—Mamá, puedo ir a recoger a Susan y podemos pedir algo de comer, si queréis pasar un poco más de tiempo poniéndoos al día.-

Santana le sonrió y Luke le devolvió la sonrisa. Brittany no daba crédito a sus ojos.

—¿Por qué tengo la impresión de que os habíais puesto de acuerdo?-

—¿Nosotros? —preguntaron Luke y Santana al unísono.

Los tres se echaron a reír.

—Muy bien, te llevaré al hotel —accedió Brittany al fin—. Luke, nada de McDonald's, ¿de acuerdo?-

—Oh, mamá.-

Santana la tocó en el brazo y le sonrió, suplicante. —Muy bien, Luke. Sólo por esta vez.-

—¡Sí! Te debo una —le dijo Luke a Santana.

—Yo a ti muchas —le sonrió ella.

Brittany subió al ático con Santana. Aunque ella no se lo había pedido, era algo que se sobreentendía. Volvían a ser capaces de comunicarse en silencio y los mensajes mudos se sucedían entre la una y la otra a una velocidad de vértigo.

—¿Cuándo vuelves a Venezuela? —quiso saber Brittany al sentarse en el sofá, con la mirada baja.

—No hay prisa, nadie me espera —dijo Santana, simplemente.

—Claro que sí. Está el hijo de Santiago y también Nona —se indignó Brittany.

—Antonio está en un internado suizo y Nona... murió hace cuatro semanas.- Santana se levantó del sofá y se dirigió hacia la pared de cristal. Brittany asimiló aquellas palabras con amargura: Nona estaba muerta.

De repente, Santana sintió que la abrazaban por detrás. Dudó un instante antes de dejarse llevar por el amor. Se fundió entre los brazos que la sujetaban y se dejó confortar porque a Santana le fallaban las piernas. Las dos se sentaron en el suelo y se abrazaron con fuerza. Santana rompió a llorar desconsoladamente, mientras Brittany la estrechaba entre sus brazos. Echó la cabeza hacia atrás, su cabello oscuro cayó sobre el hombro de Brittany, y dejó escapar los sollozos más desgarrados que Brittany le había oído nunca proferir a otro ser humano. Por fin Santana le había abierto las puertas de su corazón para compartir su debilidad y su dolor. La mujer que amaba se convirtió al mismo tiempo en niña y en adulta, y el dolor que había guardado en su interior durante tanto tiempo se derramó en cada lágrima y en cada sollozo que hacía estremecer su cuerpo.

La sala, antes bañada por la luz del sol, se había sumido en la oscuridad. Brittany seguía sosteniendo a Santana contra su pecho. Esta se había dormido en sus brazos hacía un rato.

Brittany se dio cuenta de que las señales habían estado ahí, a la vista de cualquiera que tuviera ojos y se tomara la molestia de fijarse en ellas. Santana parecía más apagada, más frágil y, efectivamente, más vulnerable. Estaba sufriendo por dentro y en aquella ocasión no tenía ninguna red de seguridad que frenara su caída.

Brittany la estrechó con más fuerza y Santana empezó a moverse. Trató de sentarse y miró a su alrededor, desorientada. Cuando sus ojos hallaron los de Brittany, se le llenaron de lágrimas y volvió a refugiarse entre sus brazos.

—No te vayas, Cara. Por favor, no te vayas.-

—No me iré —la tranquilizó Brittany —. Ven, deja que cuide de ti.-

Brittany se levantó y le tendió la mano. Santana levantó los ojos y la cogió sin dudar ni un instante.

Brittany abrió el grifo de la ducha y ayudó a Santana a desnudarse. Después la ayudó a meterse en la ducha y, justo cuando iba a cerrar la puerta, Santana la cogió del brazo.

—¿No te irás?-

—No, ahora vuelvo —le aseguró Brittany.

Brittany telefoneó a Luke y le dijo que probablemente llegaría tarde. Él le aseguró que todo iba bien y que se tomara todo el tiempo que necesitara. Brittany sonrió al colgar el teléfono. Luke era una caja de sorpresas. De alguna manera, sabía que él había tenido algo que ver con el giro que había dado su vida.

Santana no oyó la puerta de la ducha al abrirse. Tan sólo notó aquellos cálidos y familiares brazos, que la rodeaban una vez más, y se echó hacia atrás para refugiarse en ellos.

Brittany le frotó el cuerpo amorosamente y después le lavó el pelo. La secó y la llevó a la cama. Santana le permitió ocuparse de todo, como siempre había querido hacer. Pero, en lugar de alegrarse por ello, a Brittany la apenaba sobremanera ver a Santana con el corazón destrozado.

Brittany le quitó el albornoz y la metió en la cama. Santana le tendió una mano, suplicante. Brittany se quitó su propio albornoz y se metió en la cama con ella. Era consciente de que Santana necesitaba más que una conexión sexual: la necesitaba para sobrevivir. Brittany la rodeó con sus brazos y la acarició hasta que se durmió. Ya dormida, siguió acariciándola.

Santana se despertó de golpe en mitad de la noche, con un grito de terror. Brittany la tranquilizó y la trajo de vuelta al mundo, con sus abrazos y sus caricias. Santana se refugió entre sus brazos y contempló el rostro de la mujer que la había atormentado en sueños durante tantos años de soledad. Alargó la mano para tocarle la cara y Brittany le besó los dedos antes de que los retirara. Se inclinó y la besó con ternura. Santana abrió los labios para recibirla.

Brittany la atrajo hacia sí con más fuerza y Santana se fundió en su abrazo. Hicieron el amor lentamente, sin prisas; se amaron con ternura, prodigándose caricias, dando más que recibiendo. Se amaron ente lágrimas y sonrisas, entre besos y promesas de rendición y de gloriosa unión. Las dos mujeres dieron y tomaron la una de la otra. Y, en algún momento de la noche, hallaron al fin algo que habían perdido hacía demasiado tiempo.

Por Amor - Brittana (Adaptación)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora