Epílogo

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Horas más tarde por fin llego a casa de mi abuela, me bajo del taxi y empujo sin animo las maletas hasta la entrada. Mis ojos están hinchados, y yo que creí que ya no podía llorar más. La casa se ve triste y vacía. Apenas veo por donde camino, si no fuera por el faro de la calle seguramente ya estaría en el suelo. Hace mucho frío y pienso en encender la chimenea mientras me ahogo en una botella de vodka. Sé que dije que estaría bien, que no volvería a encerrarme, pero por esta noche quiero dejar de sentir. Lena ahora debe de estar celebrando su boda y yo estoy sola. Miro la oscuridad del porche y recuerdo el día en que Lena llegó a mi lado cuando mi abuela murió.

"No quisiera estar en ningún otro lado".

Es malo recordar esa clase de cosas cuando mi corazón esta hecho pedazos. Quizá si las cosas hubieran sido diferentes, si tan sólo la hubiera podido superar antes, quizá hubiéramos podido ser amigas, quizá la tendría en mi vida de alguna forma, pero no pude. Llego hasta la entrada, meto la llave en la cerradura pero no puedo girarla, algo me detiene. Una luz rojiza llama mi atención, se prende y se apaga. Me acerco y ahí esta de nuevo, iluminando por un momento su rostro.

-No esperaste a saber que decidí- me dice sonriendo y yo me quedo helada, pienso que me volví loca y estoy alucinando.

Tira el cigarrillo en el suelo y lo apaga con la punta del pie.

-Como...- balbuceo sin recordar bien como se habla.

-Por eso existen los aviones- dice acercándose.

No puedo creer que este aquí, no puedo creer que su decisión soy yo. Corre hacia mí y me besa con desesperación. Es real. La tomo del rostro y correspondo sus besos. Las maletas se caen al suelo, las llaves se resbalan entre mis dedos y se pierden en la oscuridad. No puedo dejar de sonreír, no puedo dejar de amarla. Me levanta del suelo en sus brazos y me da vueltas mientras reímos como un par de niñas.

-Por cierto- dice deteniéndose –yo también te amo.-

El amor es una apuesta donde no importa si ganas o pierdes, lo que importa es que pongas todo sobre la mesa. ¡Y GANAMOS!

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Nota de la autora:

Cuando comencé a escribir en cierta forma fue para desahogar mis sentimientos, por eso la historia comenzó con una perdedora. Sin embargo hay que levantarse y enfrentarse a eso a lo que le tenemos tanto miedo. Ahora más que un desahogo es una esperanza, un deseo, uno de esos sueños despierta. El amor es una apuesta donde muchas veces nos toca perder; pero lo más importante es ser capaces de apostar todo, de entregar todo al oponente, de dar hasta lo último por lo que amamos. Cuando pierdes al menos te queda la certeza del valor que posees, de la capacidad de amar que tienes, eso, vale un millón de veces más. Y también hay que saber perder, desearle a esa persona toda la felicidad del mundo y ser feliz por ella.

Eh visto que en este pequeño mundo gay hay un sin fin de contradicciones. Queremos respeto, pero no respetamos a las personas que son diferentes a nosotros. Queremos libertad y aceptación, cuando nosotros mismos nos hacemos a un lado y nos aislamos. Queremos un amor real e irrompible, pero la mayoría somos mujeres tan intensas que saboteamos lo que queremos; ¿por qué? ¿Por miedo? Hay que ser valientes, hay que apostarlo todo.

Por último quiero compartir un par de frases que me encantan y espero las consideren: "Destino: es crear un puente de posibilidades hasta la persona que amas" y "No puedes ir en contra de tu corazón, es una locura intentarlo. Y es una estupidez hacerlo".

Gracias a todas y cada una de las personas que se tomaron el tiempo de leer esta historia. 

Siempre suya...


                                                                                                                                              ... NaB

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