Cuando KyungSoo, un veterinario de alto rango con serios problemas para socializar, se encuentra con un chico gato desprotegido y maltratado en medio de la nada, no duda en acogerlo como si fuera suyo, sin tener idea de que este minino se metería en...
Kim Junmyeon no era exactamente una persona desconsiderada o antipática. Desde muy niño siempre se destacó por ser perfecto, haciendo todo el tiempo lo que él creía correcto y tomando importantes decisiones de forma acertada. Pero, por primera vez en mucho tiempo, sentía que estaba haciendo las cosas mal.
- Hey, hora de comer- Le dijo al gato negro mientras le acariciaba la cola. Vio con tristeza como este la apartaba y la tomaba entre sus manos fingiendo acariciarla- Hicieron espaguetis.
Notó que la mueca casi indiferente del chico pasó a ser una de completo dolor y se espantó. Tal vez el gato odiaba las tiras blancas y creyó que cenaría algo de su agrado.
- Eso come la gente cuando va a una cita, ¿No?- Suspiró levantándose y yendo al comedor.
El ahora rubio se revolvió el cabello mirando hacia donde se dirigía. Ciertamente, el felino estaba peor desde que vio a su ex dueño en el centro comercial ese día. Realmente no sabía que hacer, incluso pensó en la opción de cederlo y terminar con el sufrimiento de todos, pero algo egoísta se lo impedía, un lazo que los unía le imposibilitaba lanzarlo a los brazos de otro.
Siempre había sido así, nunca quiso compartir sus juguetes y golpeaba a los que se acercaban a sus padres y amigos. Era alguien completamente posesivo y controlador, y a pesar de que todos lo juzgaban, él no se sentía mal, porque lo compensaba siendo perfecto.
Se mordió el labio mientras seguía al felino hasta el comedor. Las mucamas preparaban todo y JongIn las miraba receloso, al parecer no gustaba de que sirvieran su comida.
- Jong, ¿Qué te parece ir a conocer a algunos chicos mascotas en la base en la que trabajo? Hay muchos y sería bueno que te integraras.
- Claro, ¿Cuándo iremos?- Murmuró con mejor ánimo. Suho sonrió al notar el cambio.
- Mañana en la mañana vendrá YiFan por nosotros, sé que no te agrada, pero si te das la molestia de conocerlo, te darás cuenta de lo bueno que es.
- Okey. Ya terminé, ¿puedo ir a mi habitación?
- Sí, prepárate para mañana- Sonrió recogiendo el plato medio lleno del menor y dandoselo a una mucama para que lo limpiara.
Observó al chico gato subir las escaleras y terminó de cenar solo, enviandole algunos mensajes a Kris.
Luego de una hora, subió y se metió entre las sábanas. Cerró los ojos y descansó del día tan atareado que tuvo.
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Esa mañana despertó de mejor humor. Se arregló y tomó las cosas que llevaría a la base. Faltaba aún media hora para que viniesen a por ellos y se preguntó si el moreno ya estaría listo.
Salió de su cuarto y tocó la puerta del de JongIn, esperando unos segundos para que abriera. Insistió una vez más cuando no hubo respuesta y quedó en las mismas.
- ¡JongIn, abre!- Gritó tratando de calmarse. Pasaron otros dos minutos y corrió a su habitación para buscar la copia de las llaves.
Rápidamente, fue de vuelta al pasillo y abrió la puerta, encontrando la alcoba vacía.
- ¡JongIn!- Llamó. Revisó en el baño y comenzó a desesperarse al no encontrarlo- Mierda.
Entonces, una suave brisa le recorrió el rostro y miró de donde provenía. El balcon estaba abierto de par en par y una soga hecha por sábanas estaba siendo movida por el viento.
JongIn había vuelto a escapar.
Sacó de su bolsillo el teléfono y le avisó a Kris. Cuando hubo terminado, llamó a toda la servidumbre de la casa y les ordenó que lo buscaran.
Si no lo encontraba se volvería loco. No quería volver a perderlo.
El rubio alto llegó por la puerta con cara de pánico unos minutos después, Suho corrió a su encuentro y lo miró de la misma manera, casi llorando.
- Lo perdí de nuevo- Murmuró apretando su sedoso cabello.
Y por el rostro del chino, concluyó que no tenía opción. Le extendió el teléfono con el contacto de Do KyungSoo listo para llamar y suspiró, agarrandolo.
- Hola, KyungSoo- Murmuró sorprendiendo al bajito- Lamento no haberme comunicado antes, pero sucedió algo urgente.
Junmyeon tragó saliva y miró a la mayoría de sus empleados llegar con las manos vacías, sin rastro del pequeño gato negro peludo. Escuchó la alarma en la respuesta del chico ojón y lo soltó.
- JongIn se ha escapado.
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Otro capítulo cortito, detesto que mi teléfono se haya dañado ¿Quién me regala uno?
OK, espero les guste este capítulo, ya casi llega el final, byyyyyeee
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