La ville de l'amour.

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Varias veces, incontables veces, Alec había pensado, y muy en el fondo resignado, a que el amor no era algo que estaría presente en su vida. Y, a pesar de cierta resignación, le dolía saber que a él nunca nadie lo miraría como Jace miraba a Clary o como Isabelle miraba a Simon.

Entonces llegó un extravagante, alocado y cautivante brujo a poner el mundo de Alec de cabeza.

Magnus Bane había llegado como un tornado de colores y purpurina a su vida. Y Alec no podía estar más agradecido.

Con cada mirada, cada toque, cada sonrisa, cada beso de Magnus, el corazón de Alec parecía dar volteretas dentro de su pecho. Los últimos meses junto al brujo habían sido los más felices de Alec en sus 18 años de vida.

Habían ido a varias citas antes de hacerlo oficial. Pero nunca a un viaje, mucho menos a otro país. Así que fue toda una sorpresa cuando Magnus le pidió, luego de la pelea en Idris cuando se desactivaron las torres de demonios, unas pequeñas vacaciones juntos.

Alec no estaba en su mejor momento. El funeral de su hermano pequeño se había llevado a cabo hacía tan solo unas semanas y la relación con sus padres no era la mejor. Pero cuando el brujo le dijo que ambos tenían merecidas unas buenas vacaciones, él había aceptado de inmediato. Además no le agradaba mucho la idea de estar separado de Magnus por tanto tiempo.

Así que ahora, se encontraba mordiéndose nerviosamente el labio mientras caminaba de un lado a otro por la gran habitación del hotel. Magnus se encontraba en el baño, terminando de arreglarse.

El viaje había sido rápido, en avión. Alec nunca había subido a un avión, ni había viajado de ninguna manera mundana, por lo que el vuelo había sido toda una nueva experiencia.

Una sonrisa se formó en los labios de Alec al recordar la discusión que habían tenido en el Loft antes de salir.

-¿Donde está tu equipaje, Alexander? -había preguntado Magnus, arqueando una de sus cejas.

El brujo llevaba 4 maletas en hilera, más dos valijas y una mochila. Alec solo llevaba una maleta.

-En la maleta llevo todo lo que necesito.

Magnus lucía como si estuviera a punto de sufrir un aneurisma.

-Cuando... Cuando lleguemos, te compraré más ropa. Y no acepto un no por respuesta, seguramente el 80% de lo que hay en esa maleta son armas.

No era del todo falso.

Y, efectivamente, una vez estuvieron instalados en el hotel, Magnus había comprado varias prendas para Alec, bajo varias protestas de este. Al menos ninguna tenía purpurina o lentejuelas.

-¿Amor?

Alec volteó en cuanto escuchó la voz del brujo, ignorando el rubor que había subido a sus mejillas debido al apodo. Aunque no fue mucho lo que dijo, ya que se había quedado boquiabierto.

Magnus iba vestido con unos jeans oscuros, una camisa negra y sobre eso, un saco de gamuza color vino, combinados con zapatos de vestir negros. Llevaba también una bufanda al rededor del cuello, el clima lo ameritaba. Y, por supuesto, llevaba purpurina en el cabello y en la línea de sus pestañas. A diferencia de Alec, quien iba muy discreto con jeans, sweater y botas negras, a juego con una chaqueta y bufanda azul marino.

-¿Listo para salir?

Alec asintió, extendiendo la mano hacia el brujo.- Por supuesto.

Magnus entrelazó los dedos con los de Alec y ambos salieron de la habitación.

Al salir del hotel, el aire frío les azotó la cara, aunque a pesar de estar algo nublado, la tarde estaba hermosa y no había muchas señales de que fuera a llover.

Malec Fics.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora