New.

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La noche en Brooklyn era relativamente tranquila, excepto en cierto Loft.

Magnus seguía con la mirada cada paso y movimiento que daba Alec, mientras este se colocaba el traje de combate, se grababa algunas runas y comenzaba a guardar sus armas.

-¿En serio tienes que ir? -preguntó el brujo, desde la cama en la que se encontraba sentado.

Alec rió por lo bajo y miró al brujo con una chispa de diversión y cariño brillando en sus ojos-. Es importante, amor. Jace necesita refuerzos. Además... -Alec desvió la mirada hacia la puerta, la cual de encontraba entreabierta, dejando a la vista la habitación paralela a esta-. Está dormido.

-Si, ahora. -Magnus parecía a punto de sufrir un ataque de pánico -. ¿Y si despierta? ¿Y si comienza a llorar?

-Magnus. -Alec se acercó al brujo y tomó su rostro entre sus manos-. Tiene casi 9 meses, y además eres su padre. Podrás manejarlo, confío en ti.

Magnus trató de tragar el nudo que tenía en la garganta mientras miraba fijamente los ojos de Alec, ese par de gemas azules que tanto amaba. Habían regresado de Idris con Max hacía casi dos semanas y el bebé se había mostrado más apegado con el ojiazul. Siempre que despertaba se sujetaba de los barrotes de su cuna hasta pararse y comenzaba a berrear y a balbucear, calmándose solo cuando Alec entraba, lo tomaba en brazos y lo mecía con suavidad. Él era más el "papá divertido" siempre conjurando hechizos sencillos, lanzando chispas azules de aquí a allá para que Max se distrajera mientras Alec preparaba su biberón. Pero esto era totalmente diferente. Alec se estaba yendo a una cacería que duraría Lilith sabe cuanto, y él debía quedarse con Max.

-Bien. -Magnus asintió, tratando de convencerse más a sí mismo que otra cosa. Le ofreció una pequeña sonrisa a Alec, quien lo recompensó con una enorme sonrisa y comenzó a dejar cortos besos sobre sus labios.

-Te irá bien, ya verás.

Media hora después, Magnus estaba despidiendo a su novio en la puerta del Loft.

-En una hora le toca el biberón, está hecho guardado en el refrigerador. -Alec, aunque trataba de lucir calmado, podía notarse que estaba algo nervioso de irse. No porque no confiara a Magnus, sabía que el brujo podía cuidar perfectamente a Max, sino porque él nunca se había separado de su pequeño hijo-. Ya sabes donde están sus pañales, pijama y todo lo demás, ¿cierto?

-Si, Alexander, estoy al tanto de todo. -Magnus se acercó a su joven novio y besó la frente del pelinegro con cariño-. Estaremos bien.

-Lo sé. -Alec suspiró y se abrazó al brujo por unos segundos antes de separarse y dejar un rápido beso sobre los labios de Magnus.

-Te amo, Garbancito.

Alec se sonrojó hasta las orejas y sonrío ampliamente-. Y yo a ti. Nos vemos luego.

Y, con un último beso, Alec salió del Loft, cerrando con cuidado la puerta detrás de sí.

Magnus suspiró pesadamente antes de dirigirse a su habitación.

Planeaba adelantar algunas invocaciones, preparando los hechizos, palabras y dibujos cuando escuchó ruidos de la habitación de Max.

Abrió por completo la puerta entreabierta y, efectivamente, el pequeño bebé estaba parado en la cuna, sus pequeñas y azuladas manos se encontraban sujetas a la protección de la cuna. Miraba a Magnus con enormes y brillantes ojos azules, y un mohín en sus pequeños labios. No lloraba, sin embargo se movía continuamente y emitía leves quejidos.

-A ver. -Magnus se acercó a la cuna y deslizó las manos bajo los brazos del bebé, alzándolo y cargándolo contra su pecho-. Tendrás que conformarte conmigo, arándanito. Sé que te gusta más que Alec venga cuando despiertas.

Malec Fics.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora