best friend ; pjm

nueve

Dos meses habían pasado más rápido de lo que hubiera querido, sin conversar con nadie acerca de la pelea, evitando el tema y aburriéndome en casa. Las fiestas habían sido como cualquier otro año, pero con un evidente vacío. Cuando dieron un cuarto para la una de la mañana, en navidad, extrañe ir al parque del condominio para desearnos una feliz navidad con los chicos y escuchar la música de YoonGi mientras comentábamos el tema que se nos viniera a la mente. O en año nuevo irnos a casa de NamJoon donde estarían con la música al tope, pero restringiendo el alcohol. Maldición, como lo había extrañado.

Di un grito ahogado para cuando mi hermano menor entró a mi habitación de imprevisto haciendo que mi corazón se acelerará. En el computador se reproducía Premonition, una película de terror japonesa.

—Lo siento—hizo una mueca—, venía a pedirte el computador.

—Mala suerte, ¿No ves el cable que está conectado al computador y que también está conectado al televisor? Estoy viendo una película, vuelve en una hora más.

Noté como comenzaba a hacer puchero y se fue de mi cuarto. De seguro mamá lo encontraría y me castigaría por esto, por lo que comencé a desconectar todo. Tomé el computador y se lo llevé a mi hermano, como lo esperaba estaba llorando.

Me encerré en mi cuarto y abrí Facebook en mi celular, refunfuñando. EunSoo me había etiquetado en algunas publicaciones, por lo que respondí y les di Like. Mis manos picaron y— como lo había hecho todos los días anteriores—entré a el perfil de Park Ji Min.

Algo llamó mi atención, ya no aparecía su relación con GaYeon. Abrí Instagram y me di cuenta de que también había eliminado sus fotos con ella. "Terminaron" me dijo aquel yo interior sorprendido.

Algo dentro de mí se revolvió, mientras me retenía a mí misma en ese momento para no ir a la casa de Jimin, dejar nuestra discusión de lado y ayudarlo. Solo se quedo en eso, claro, las ganas. Park había sido egoísta y había llevado ese egoísmo a otro nivel, hasta el nivel de insultarnos.

—¡HaNa! —rodé los ojos, preparándome para mi regaño y bajé al primer piso—. Iré al supermercado, ¿Quieres algo?

—Un chocolate—respondí rápidamente—, que sea amargo, por favor.

—Pero no te gustan...

—Bueno... es para...

—No quiere saberlo—HeeYeong me miró feo—. Vamos, mamá.

—Vuelvo enseguida—dictaminó cerrando la puerta tras ella.

Mordí mi labio y subí corriendo las escaleras a mi habitación. Prendí mi celular, pinché el contacto de YoonGi para luego teclear la pregunta "¿GaYeon termino con Ji Min?"

La respuesta no se demoró en llegar y supe que habían terminado, eso ya lo sabía solo lo estaba confirmando, pero no sabía quién había terminado la relación. Le di las gracias y procedí a tratar de hacer un mensaje para él.

"Ji Min, no malinterpretes este chocolate, supe que terminaste con la princesita así que..."

Arrugué el papel y lo tiré al basurero.

"Hey imbécil, no llores por un imbécil..."

Muy agresiva, tomé el papel y me deshice de él.

"Park, que no..."

El comienzo era horrible.

"Comete el chocolate, sirven para las penas, HeeYeong me dio nutella para cuando..."

No podía mostrarme dulce con él o sino pensará que yo soy quien dio su brazo a torcer, primero.

"Supe que te patearon..."

Ni siquiera sabía quién había terminado a quien.

Revolví mi cabello, exasperada, y me odié por no saber expresarme bien. "O por complicarte mucho con una simple nota".

—Toma, tonta—tomé el chocolate y mi hermana mayor cerró la puerta.

—¡Gracias!

Vi la hora y pestañé asombrada, había pasado más de treinta minutos escribiendo una simple nota a Jimin.

Vi todos mis intentos fallidos y suspiré. Abrí mi ventana, divisé el jardín trasero de los Park y apunté hacia el jardín con el chocolate.

Lo lancé al escuchar el ventanal abrirse y me escondí, no quería que me vieran.

Mi corazón pálpito fuertemente para cuando levanté mi vista y vi a mi ex mejor amigo tomando el chocolate y dándole una mascada.

Algo se encogió dentro de mí al ver como una lágrima caía por su mejilla y se sentaba en el sofá de su jardín. Una, dos, tres, cuatro, cinco y muchas más lágrimas salieron, me retuve para no salir corriendo e ir a abrazarlo. Sonreí al ver a Byul, el perro de los Park un shiba inu, acurrucarse en él.

Y ahí me encontraba yo, llorando luego de dos meses, por Jimin, por mi mejor amigo.