veintiuno

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Miré a NamJoon mientras me daba cuenta de que desde que MinJoo y EunSoo sabían de lo ocurrido con Jimin que me sentía, sorprendentemente, más liviana con todo lo ocurrido, es decir, podía hablar con ellas, a quienes considero un pilar fundamental ...

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Miré a NamJoon mientras me daba cuenta de que desde que MinJoo y EunSoo sabían de lo ocurrido con Jimin que me sentía, sorprendentemente, más liviana con todo lo ocurrido, es decir, podía hablar con ellas, a quienes considero un pilar fundamental en estos momentos de mi vida, y desahogarme de todo lo que ocurría, al igual que olvidarme de las cosas.

Miré el calendario que YoonGi tenía en su pared donde indicaba hoy las vacaciones de mitad de año daban comienzo. Suspiré siendo consiente que las próximas dos semanas solo hablaría por mensajes con las chicas, organizando reuniones que no se llevarían a cabo porque no podíamos asistir debido a la flojera o simplemente porque no teníamos dinero.

—No planeas nada estos dos días antes de viaje, ¿Verdad? —miré a NamJoon y asentí, haciendo un puchero.

Quería quedarme en casa y dormir, sin embargo, sabía que no podría hacerlo debido a que mamá estaría supervisando que nuestras maletas estuvieran hechas y que no nos faltará nada.

—¿Qué te parece empezar por una pequeña ración de orgullo, te lo tragas, luego de plato de fondo una charla con Jimin y como postre un beso de reconciliación? —miré a YoonGi, sin creer lo que había dicho, me había fastidiado con su "consejo". Por lo que, alcancé uno de los cojines que se encontraban sobre su cama y se lo lancé, para luego soltar una risa cuando se estampó con su cara.

—Tal como yo no me meto en tus asuntos, tú no te metas en los míos.

—Tan solo decía, ¿Andrés está de visita?

—¿Te interesa, acaso?

—Por si quieres hablar con él —miré a NamJoon, quien había cambiado de tema, posiblemente para que termináramos con nuestra discusión—, está en el estudio, solo, de verdad creo que es lo mejor hablar con él, ahora.

—¿Por qué ahora?

—Porque su viaje será dentro de cinco meses.

—¡¿Qué?!—abrí mis ojos al límite, sorprendida, logrando la risa de YoonGi, por su parte NamJoon ladeo la cabeza.

—Cuando decía que sería dentro de dos años era porque creían que recién en dos años más lo aceptarían, resulta lo aceptaron hace algunas semanas para el próximo año, viajará en enero.

—¿Qué día?

—El 18, con SeulGi, una chica que conoció en las oficinas de la embajada también irá a Boston y a la misma Universidad.

Me levanté de inmediato de la silla del pálido y me coloqué la camisa a cuadros que me había quitado anteriormente quedando solo en una playera blanca. Me detuvé, dudando de si era realmente lo que debía hacer. Al diablo todo, solo ve.

—. ¡Me debo ir! ¡Adiós!

Salí de la habitación, con prisa para comenzar a bajar las escaleras, cuando divisé a la madre de YoonGi no demoré en hacer una pequeña reverencia para luego salir de la casa. Caminé con prisa hasta la salida del condominio, de alguna forma u otra me daba vergüenza que me vieran correr. Sin embargo, cuando estuve fuera del lugar donde vivía comencé a correr. Revise mis bolsillos y maldije en darme cuenta que no llevaba mi tarjeta para pagar mi pasaje en el transporte público. Debía correr.

Sostuve mi celular y marqué a Jimin, mientras esperaba que el semáforo cambiará a verde.

La línea que usted ha marcado...

¡Mierda! —escuché el pitido y tomé una bancada de aire. Agradecía haberme colocado unas zapatillas hoy y no los zapatos con plataforma que había pensado ocupar—. ¡Jimin! ¡Escucha esto! ¡Si ya te fuiste del estudio, llámame y dime dónde estás! ¡Si sigues en el estudio quédate ahí! ¡Necesito hablar contigo y... !—el pitido sonó y rodé mis ojos, totalmente fastidiada.

Guardé mi celular, para comenzar a correr nuevamente en dirección a la academia. Evite cualquier comentario que era dirigido hacia mi persona mientras me entretenía preguntándome que tan ridícula me vería ante los ojos de otras personas, debido a mi forma de correr.

Divisé el lugar donde estaba mi destino final y me permití apoyarme en mis piernas, tratando de recuperar el aliento, por solo unos segundos antes de comenzar a caminar. Bufé para cuando vi las escaleras ante mí, cerré mis ojos, para calmar mis nervios y mi mal humor ante el mundo. Antes de dar el primer paso, saqué mi celular del bolsillo de mi short, confirmando que no tenía ningún mensaje de parte de quien aún consideraba mi amigo.

Subí las escaleras sintiendo mis piernas perder fuerzas con cada peldaño avanzado, aquella sensación en mi estomago que solo podía ser provocado por nervios. Para cuando estuve a delante de la puerta de vidrio tomé una bocanada de aire mientras cerraba mis ojos, para calmar mi estado. Tomé el pomo de la puerta abriendo mis ojos, sin embargo, ni fui capaz de darle la vuelta para entrar.

Podría excusarme diciendo que fue porque vi a Jimin bailando con una chica, que ambos parecían felices y no quería arruinar su momento. No obstante, mentiría, la única razón por la que no había entrado a esa sala fue por la cobardía, por el miedo a lo que ocurriría a continuación y sus consecuencias.

Deje caer mi mano a un lado de mi cuerpo, dando un paso hacia atrás. Cerré mis ojos, frustrándome, di un suspiro pesado mientras daba vuelta mi cuerpo para bajar las escaleras e irme a algún lugar seguro, fuera de aquel peligro al que estaba expuesta ahí a solo pasos de Jimin.

—Pensé que nunca bajarías —soltó haciéndome saltar. Fruncí mi ceño, preguntándome cómo aparecía de la nada y cómo sabía que yo estaba allí—. Iba a casa y alguien botó mi leche, ¿adivina quién fue la gran persona?

—Lo siento, yo... no me di cuenta.

—¿Por qué venías con tanta prisa hasta aquí? Espera, déjame adivinar... Park Ji Min.

—Uh, eres un intelectual —tomé su muñeca e hice que entráramos a una de las tantas tiendas que se encontraban allí, de esta forma era menos probable que el antes mencionado nos viera.

—No lo creo —rio logrando que toda mi atención fuera puesta en él—. ¿Te parece ir a dar una vuelta? —lo vi, detenidamente mientras esperaba mi respuesta sonriendo, dispuesta a hablar abrí mi boca, sin embargo me detuvo para agregar: —Y me compras la leche que botaste.

Solté una risa antes de asentir.    

    

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best friend ; pjmDonde viven las historias. Descúbrelo ahora