13:Tricolor.

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-¿Es que no lo puedes hacer mejor, Potter? –Bufó Ángela. -¿Quieres que te dé un consejo?

-Guárdatelo, no me interesa. –Dijo James frunciendo el ceño, enfadado mientras pensaba en el recuerdo más potente.

Estaban en la clase de defensa contra las artes oscuras nuevamente y Ángela ya había asimilado la información que Eleonora le había dado, pero no había hablado con James del tema y tendría que hacerlo, sabía que no era lo más satisfactorio acercarse a hablar con James, pero era algo obligatorio, el merecía saber el significado de ese anillo.

-¡Espectro patronus! –Gritó James abriendo los ojos.

De la varita de James, salió una niebla blanca, que al rato se dispersó, pero eso no deja de ser un logro. Eleonora observó el hecho de que James fue el primero en lograr un patronus, aunque sea incorpóreo y se levantó.

-Muy bien hecho James. –Dijo la rubia de ojos violeta.- A pesar de ser un patronus incorpóreo, le daré diez puntos a Gryffindor. –Terminó y volvió a sentarse y observar la hora.- Chicos, la clase terminó, que tengan un buen día.

Todos asintieron y se fueron del salón, unos más apurados que otros. Al salir del salón, Ángela estaba dispuesta a hablar con James, el cual estaba caminando por un pasillo bastante alejado. Ángela echó a correr, hasta alcanzarlo.

-¡James! –Gritó la rubia.

El susodicho se dio vuelta y analizó con la mirada a la rubia que había llegado corriendo hacia él.

-¿No vendrás a declararme tu amor, verdad? No salgo con serpientes arrastradas.

-¡Que no, idiota!- Gritó. – Escucha, tengo que hablar contigo acerca del anillo. –Dijo observando a los lados.

James, sorprendido y todo, asintió. Él era una persona bastante curiosa y el hecho de tener puesto un anillo que, ni con ningún hechizo, no podría quitarse le hacía querer saber lo que representaba.

Ángela caminó hacia el lago negro, donde usualmente pasaba sus ratos libres, sola o con Albus y Scorpius, pero ellos dos estaban en clase así que podía ir sin que nadie la escuchase.

Ángela tomó su asiento habitual, debajo del árbol pero un poco alejada del tronco, para poder sentir cómodamente la hierba bajo suyo y acariciarla. James, por su parte, se quedó parado y se apoyó en el tronco.

-Soy todo oídos, rubia. –Le dijo James.

Ángela lo observó y asintió, para luego suspirar y contarle lo que la profesora Eleonora le había contado semanas atrás. La expresión de James cambió a ser una de preocupación, eso significa que debería proteger a Ángela, dado que cualquier persona con el deseo de convertirse en Dios podría raptarla, para realizar un ritual de locos.

Si eso sucediera, siendo un Dios, podría hacer lo que se le dé en gana, tanto como arruinar el Quidditch, revivir a los muertos o matar a los vivos, y él no quería que el Quidditch se arruine.

-Está bien. –Dijo, unos segundos después de que la rubia finalizara su relato. –Dado que esto es algo que puede envolver a todo el mundo mágico, estaré dispuesto a protegerte. –Dijo James con todo de superioridad.

Ángela se echó a reír, pensando en que, para su sorpresa, habían pasado más de media hora en el mismo lugar sin que ella le lance ningún hechizo, algo que la dejaba pensando.

-Claro, claro. –Dijo Ángela poniéndose de pie.- Pero no esperes que pase todo el día contigo, no te daré el placer de que te vean caminando conmigo. –Dijo como la Slytherin que era.

La hija de Malfoy Y Granger &: Los ojos de Dios.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora