31:Resaca

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La rubia sintió como si una manada de minotauros estuvieran cabalgando sobre su cabeza y como si un desierto se hubiera formado en su garganta. Abrió los ojos y la poca luz del lugar la aturdió. Se sentó en la cama. ¿Estaba en su cama? Así es, estaba en su habitación al parecer. Observó que todavía tenía puesto el vestido. Miró a su lado, estaba James Sirius Potter durmiendo plácidamente.

Se sentó más al borde de la cama y puso sus codos en sus rodillas, apoyando todo su peso en ellas. Estaba algo confundida. ¿Qué había sucedido la noche anterior? No lo recordaba para nada.

Se levantó y se encaminó hacia el baño, no sin antes haber recogido la ropa necesaria para cambiarse y una toalla. Se desprendió de su vestido que estaba manchado con algunos líquidos que no supo diferenciar una vez secos y se metió a la regadera. El sonido del agua le hacía doler la cabeza.

Terminó de bañarse y salió, se secó y se vistió con un pantalón cómodo y una camiseta holgada color gris, que decía "¿Qué hay de nuevo viejo?".

Salió del baño y se encontró a James sentado en el borde de la cama, solamente en calzoncillos, acariciándose la sien.

-¿Podrías vestirte? –Dijo Ángela, con una voz ronca que la impresionó.

James la observó y con los ojos entrecerrados tiró de un pantalón cualquiera que estaba tirado en el piso. Cabe destacar que la habitación por lo general era un caos de ropa.

Se puso el pantalón y suspiró del dolor.

-¿Qué pasó ayer? –Se preguntó Ángela.

James sonrió. No recordaba todo lo que había hecho bajo los efectos de la flor, pero sí que recordaba haber hecho la poción y haber hecho el antídoto. Se divertiría con la rubia un rato.

-Pues al parecer nos emborrachamos con algo. –Dijo James, haciéndose el tonto.

Emborracharse quedaba corto, los efectos de la flor iban mucho más allá de una simple borrachera, además de eso, provocaba euforia.

La rubia se llevó su mano a la sien, acariciándola. Puso sus grises ojos en James y lo observó con una expresión de odio.

-¿Recuerdas algo?

James sonrió.

-Claro que lo recuerdo todo.- Dijo parándose, tomando por la cintura a la rubia, que se puso colorada como los pelos de Ginny. -¿Tu no recuerdas nada, preciosa? –Dijo seductoramente.

Ángela abrió los ojos como platos y lo empujó con la poca fuerza que la resaca la otorgaba. James se sentó en la cama riéndose. La rubia lo fulminó con la mirada y se cruzó de brazos.

-No estoy de broma. –Dijo Ángela.

-Pues tendríamos que hacer un viajecito para que recuerdes. –Dijo poniéndose una camiseta y sus zapatillas muggles. –Albus durante la fiesta comunicó que hoy no habría clases.

La rubia asintió y se encaminó hacia la puerta, esperó a James y una vez que este salió lo siguió.

No pasaba ningún segundo sin que Ángela se quejara del dolor de cabeza, se acariciara la sien o maldijera a Potter.

Llegaron al retrato de la dama gorda, donde James dio la antigua respuesta y los dejaron pasar. Ángela pasó sin importar las advertencias de James. Todos los alumnos de Gryffindor giraron a verla con asco, ella les devolvía la mirada.

-Por aquí. –Dijo James.

Subieron al cuarto de los antiguos merodeadores, donde James tocó la puerta y escuchó quejidos dentro de la habitación. Abrió la puerta y se encontró a James Potter abrazado a Lilly Evans, durmiendo. Sirius, por otra parte, estaba con dos rubias en la misma cama, sin ninguna ropa. Peter estaba durmiendo solo y Remus no estaba. O eso creyeron.

La hija de Malfoy Y Granger &: Los ojos de Dios.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora