11: ¿Princesa de Slytherin?

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El festín de bienvenida duró lo que tuvo que durar y cuando terminó, todos los alumnos nuevos fueron guiados por sus jefes de casas hasta sus salas comunes, donde les informaron la contraseña necesaria para entrar. Durante el camino, Ángela pudo observar distintos cuadros, los cuales contenían personas que se movían y la saludaban educadamente. También se cruzó con más de un fantasma, los cuales le cayeron absolutamente mal, dado que los muy descarados pasaron a través de ella, dejándole una sensación como si le hubieran tirado un baldazo de agua helada. Pero lo que se llevaba el premio era sin duda alguna peeves. Peeves era un duende bastante travieso y grosero, al cual le encantaba realizar bromas a los estudiantes perdidos y más de una vez hizo tropezar a un niño de primer año.

Ángela caminaba junto a un niño de primer año, cuando pudo observar que, a lo lejos, Peeves observaba al niño con tentación. La rubia frunció el ceño y, cuando peeves estaba listo para empujar violentamente al niño y excusarse que se habían tropezado- mentiras, dado que podía levitar y la mayoría de su tiempo se movilizaba levitándose- Ángela tomó al niño por la parte trasera del cuello de su camisa, casi asfixiándolo y tirándolo para atrás, haciendo que peeves se tropezara verdaderamente.

El duende no tardó en levantarse y refunfuñar, para observar a la rubia con una mueca de odio.

-¡Quien te crees para neutralizar una jugada mía!- Vociferó enojado.

-Calla duende de pacotilla y más respeto a tus superiores.- Le dijo Ángela, poniéndose delante del niño.- ¿O es que tan miserable es tu vida como para que te diviertas haciéndole la vida imposible a los demás? –Preguntó, enarcando una ceja con una sonrisa de diversión.

El duende, como era de esperarse, se puso rojo de furia y si no fuese por Christian, el jefe de casa que lo amenazó con llamar al barón sanguinario, hubiera atacado a la rubia con algún poderoso hechizo, pero al escuchar la primera palabra del nombre "barón sanguinario" salió corriendo.

-Gracias.- Le dijo el niño cabizbajo.

-De nada, renacuajo. –Dijo revolviéndole el cabello de forma amistosa.- Ahora ve con tus amigos.

El niño asintió y se encaminó con sus amigos, mientras que el jefe de casa Slytherin, Christian Wood, se acercó a la rubia con una sonrisa.

-Esa actitud es la que más le molesta a Peeves. Me sorprende que una recién llegada tenga las agallas como para enfrentarlo, yo necesité mucho tiempo como para amenazarlo con el barón. –Dijo riendo.

-Bah, que a mí un simple duende no me asusta. ¿Tú eres? –Preguntó la rubia.

-Christian Wood, líder de casa Slytherin, un gusto señorita...

-Aloy. –Le respondió antes de que formulara pregunta alguna.

Estrecharon sus manos y continuaron caminando, al terminar el recorrido llegaron a un cuadro de un hombre gordo, el cual de modo muy maleducado pidió la contraseña. Christian dijo la contraseña, la cual era "Sangre Limpia" y el cuadro se movió dejando ver el interior de la sala común.

Todos los alumnos entraron y una vez Ángela pisó el interior, pudo divisar la cabellera azabache de Albus, acompañado de la cabellera platinada de Scorpius y, sin dudarlo, se acercó a ellos sin importarle la charla que estuviese dando Christian.

-Buenas. –Dijo sentándose en el medio de ambos.- ¿Qué contáis? –Preguntó dirigiendo su mirada de uno a otro.

-¿Tu primer día y ya quieres saber sobre los chismes? No sabía que eras cotilla, Angie.

La rubia soltó una carcajada, para luego llevarse una mano a su pecho haciéndose la ofendida, acto seguido tanto Albus como Scorpius rieron.

-Solo era una pregunta, para sacar un tema de conversación, no es como que las charlas de Christian Wood fuesen muy interesantes que digamos.

La hija de Malfoy Y Granger &: Los ojos de Dios.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora