19: Un hermoso lobo platinado.

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La primavera ya estaba terminando, Ángela se encontraba en DCAO, practicando el patronus junto a James. En realidad James intentaba hacer su patronus ya que en todo el año no lo había conseguido.

-Vamos Potter, ya falta muy poco para terminar el año y todavía ni un progreso. Sigo insistiendo en darte un consejo. –Dijo Ángela, harta del aburrimiento. Ya ni siquiera ver a James frustrado le resultaba divertido.

-Veamos señorita sabelotodo, ¿Qué consejo tienes para mí? –Respondió de mala gana.

-No uses un solo recuerdo. –Dijo. –Haz una combinación de todos los recuerdos felices que tienes y te aseguro que puede que consigas un patronus corpóreo.

James asintió y empezó a concentrarse. ¿Un conjunto de recuerdos felices? ¿Cómo lo haría? Lo más fácil era pensar en esos recuerdos felices uno detrás de otro.

Pensó en el día en el que nació Lilly, era pequeño pero lo recordaba perfectamente, el hecho de conocer a su pequeña hermana lo hizo muy feliz de pequeño. El día que se le entregó la carta para asistir a Hogwarts y fue corriendo al callejón Diagón con su papá para comprar sus cosas. Un recuerdo de sus padres abrazándolo. Un recuerdo del cumpleaños de Albus cuando eran pequeños, que James se dedicó a hacerlo reír. El día que Teddy terminó su curso en Hogwarts y le dijo a toda la familia de su relación con Victorie. El día que le aceptaron para formar parte del equipo de Quidditch.

Abrió los ojos decidido con su varita en alto. Pronuncio "expectro patronus" y de su varita emanó un humo blanco platinado, que pronto comenzó a tomar forma.

Ángela, orgullosa de que James haya seguido su consejo y que ahora lo esté consiguiendo, esbozó una sonrisa torcida, más grande de un lado que del otro, pero sonrisa al fin.

Un hermoso lobo blanco platinado, del mismo color que se logra ver cuando el sol golpea la nieve durante las mañanas, se formó delante de James. El animal correteó alrededor de su invocador y James esbozó una sonrisa.

-Bien hecho Potter.- Dijo Eleonora levantándose. –Diez puntos para Gryffindor.

Los leones aplaudieron y festejaron a más no poder, mientras las serpientes bufaban y rodaban los ojos. James esbozó una sonrisa y luego observó a Ángela, que mantenía una pose orgullosa cruzada de brazos. Obviamente estaba esperando las gracias y conociéndolo a James, no se las iba a dar. Aunque eso era lo que todo el mundo creía.

James se acercó a Ángela y le sonrió.

-Gracias, a partir de ahora no serás más la serpiente arrastrada, solo serpiente. –Sonrió James.

Esa no era la mejor forma de agradecerle a una persona que te salvara de desaprobar la materia, dado que era el único hechizo que se dio durante el año y si no eras capaz de hacerlo, la profesora no te aprobaba, pero eso era suficiente viniendo de una persona que nunca se disculpa y menos agradece, James era un altanero.

-Eras mi pareja para practicarlo, lo hice para no quedar mal yo. –Le respondió Ángela, la cual también era muy orgullosa para admitir querer haberlo ayudado.

La profesora tomó la campana que había en su escritorio luego de ver la hora y la hizo sonar, anunciando que la clase había terminado, luego de eso volvió a sentarse y a seguir escribiendo lo que sea que la mantenía ocupada.

James salió corriendo con sus amigos merodeadores, Lorcan y Lysander no habían participado nunca más en una de las bromas contra Ángela, por lo que los valientes solo eran Fred y James... aunque no era lo mismo, se descontrolaban más y sus planes siempre fallaron.

La hija de Malfoy Y Granger &: Los ojos de Dios.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora