22:Gratitud.

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¡HOLAAAAAA! Por suerte llegamos a los 5 votos en el capitulo anterior. Se tardaron lo suyo, ¿eh? Lean el final, que me parece que a la hora de la nota de autor ustedes se piran... Bueno, eso es todo por ahora, los dejo con el cap.

-¿Qué hacen aquí? –Preguntó James al observar que Ángela y Julieta aparecieron desde la chimenea.

Ángela caminó hacia el sillón en el que James estaba mirando un partido de Quidditch y se sentó a su lado, mientras que Julieta se acomodaba sus anteojos de sol, para no mostrar que tenía los ojos rojos por tanto llorar.

-Voy a necesitar tu ayuda. –Dijo Ángela. –Tenemos un problema muy grande.

James la observó de arriba abajo, también pudo observar el semblante serio de la rubia, se dio cuenta enseguida que no era algo para bromear. Pocas veces en su vida se tomaba las cosas a pecho, como por ejemplo el Quidditch y los novios de sus primas y ahora de su hermana.

-¿Para qué?

-Necesito a alguien que me cubra mientras salvo a una persona que está secuestrada. –Dijo Ángela.

James la observó por uno segundos y, sin poder evitarlo, soltó una sonora carcajada que se pudo escuchar desde la madriguera. Ángela puso cara de odio y lo fulminó con la mirada mientras Julieta se angustiaba cada vez más.

-¿Tú? ¿Justo tú salvarás a una persona de un secuestro? No me hagas reír rubia.

-Pues si no me ayudas tú, conseguiré a alguien que lo haga, adiós. –Dijo poniéndose de pie y caminando hacia Julieta.

-Joder, espera que ahora tengo curiosidad. ¿Quién es la persona secuestrada? Si se puede saber claro. –Preguntó el azabache.

Ángela paró en seco, Julieta no quería que nadie se enterara, por lo que tendría que mandarlo al demonio.

-Eso no te incumbe, Potter. –Dijo con sorna. –Si no te interesa ayudar a alguien que no conozcas y que está en verdaderos problemas, menos te interesará saber quién es.

-Es mi madre. –Dijo Julieta apenas Ángela terminó y sacándose los lentes de sol.

James abrió la boca sorprendido y se apenó de haber negado su ayuda al observar los ojos rojos de la pelirroja. Rápidamente se puso de pie y caminó hacia las chicas.

-Las ayudaré.-Dijo.

Julieta sonrió ante las palabras de James, pero Ángela puso cara de asco y odio. ¿Puede una persona ser más desagradable que James? Se preguntó a ella misma, para luego contestarse con un "no".

-Tranquilo, Potter. Que yo puedo sola. –Dijo con asco, tomando la mano de Julieta y encaminándose a la chimenea.-No necesito la ayuda de una persona con un corazón tan diminuto como para negarse a ayudar a una persona en problemas a la primera.-Con cada palabra que pronunciaba, escupía más veneno.

-Pues yo creo que con la ayuda de los merodeadores te iría bastante bien. ¿Acaso recuerdas que no puedes usar magia fuera del colegio? Nosotros usamos objetos mágicos, pero no magia.

Ángela tuvo que darle la razón a James, pero de la boca para adentro, nunca lo admitiría. Asintió levemente.

-Bien, hoy a las ocho vengan a la madriguera, les comentaré mi plan. –Dijo Ángela. –Sin decir más, me retiro. –Tomando la mano de Julieta se encaminó hacia la chimenea y ambas se fueron como vinieron.

Al llegar a la madriguera, Hermione sostenía una carta con cara de indignación. ¿Qué podría ser? Se notaba que era una carta de McGonagall, ya que siempre usaba un papel verde claro, que era cubierto por un sobre amarillento.

La hija de Malfoy Y Granger &: Los ojos de Dios.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora