20: De vuelta a... ¿Casa?

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-Deberían venir algún día a mi casa. –Dijo Scorpius mientras se encaminaba hacia la locomotora escarlata. – Procuren escribir, ¿bien? –Dijo, observando a sus tres amigos.

Albus, Scorpius, Julieta y Ángela se hicieron amigos a tal grado que, parecían los cuatro merodeadores, pero solo que no se dedicaban a hacer bromas.

-Las despedidas en el andén nueve tres cuartos. –Dijo Ángela rodando los ojos, entrando a la locomotora.

Las clases habían terminado, Ángela había pasado a quinto curso y estaba volviendo. Como el castillo no era una opción y la casa de los Potter tampoco ya que le había dicho a James que no volvería más, Ángela iría a la madriguera, ya que el rollo con Rose se había calmado e incluso una vez se dispusieron a charlar. La cosa no iba tan mal.

Por otra parte, estaban organizando para que los tres vayan unas semanas al mismo tiempo a la casa de Scorpius, ya que el padre quedó encantado con sus amistades.

Julieta se demostraba algo depresiva, al parecer no quería volver a casa y era entendible. La madre de Julieta era una verdadera mierda.

Ángela se sentó en su compartimiento y Blacky se sentó encima suyo, ya que no le agradaba pasar mucho tiempo en la jaula.

-¿Habéis oído las nuevas? –Dijo Scorpius riendo. Tenía la atención de sus dos amigas y su amigo. –James está saliendo con Hannah Watt. –Dijo entre risas.

-¿Hannah Watt no es aquella chica zorra que en cada clases de pociones que tenemos con Gryffindor siempre anda a las manoseadas a las espaldas del profesor con un alumno distinto cada día? –Preguntó Albus.

Hannah Watt, una deseada chica de Gryffindor. A pesar de estar en tercer curso tenía unas curvas que hacían delirar a cualquier hombre y ella les concedía su deseo, era una tanga veloz.

Ángela se limitó a reír. James estaba con una zorra y no veía el momento en el que aquella chica le dejara los cuernos del patronus de su abuelo. Aunque seguramente la chica terminaría con los cuernos más grandes que los de James.

Ángela vio pasar a Fred Wesley y le dedicó una sonrisa que dio miedo, rápidamente el pelirrojo desvió la mirada y siguió su camino. La rubia se dio media vuelta para quedar frente a su amiga.

-¿Dónde estará Jill? –Preguntó curiosa.

-Debe estar en el compartimiento de los jugadores de Slytherin. –Dijo Scorpius.

-¿Qué esperas? ¡Ve a buscarla y tráela!- Chilló Ángela.

Su misión era integrar a Jill al grupo, para que pudiera manejarla como se le dé la gana. Scorpius bufó y se puso de pie para salir del compartimiento y cerrar la puerta corrediza atrás de él.

Por otro lado, Albus se encontraba leyendo, cuando observó que la puerta del compartimiento se abría y Rose entraba.

-Albus, necesito que me ayudes con algo y oh... Hola Ángela, Grammont. –Saludó con un movimiento de cabeza.- ¡Vamos!-Gritó la pelirroja jalando del brazo de Albus.

Julieta y Ángela se quedaron solas, ideal para esas charlas que solo tenían cuando no había ningún chico cerca. Julieta se pasó al asiento de los chicos y se recostó usando la mochila de Scorpius como almohada. Ángela simplemente apoyó su espalda en la pared del compartimiento y subió las piernas al sillón.

-Entonces, ¿Cómo la pasaste ayer con este chico de séptimo? –Preguntó Ángela.

-Fatal, aunque tenía que hacerlo, era el único con el que no me divertí. Un maní da más placer que ese idiota. –Dijo entre risas. –Aunque el mejor de todos fue sin duda este chico de cabellos rubios... ¿Cómo se llamaba? –dijo acariciándose el mentón.- ¡Julio! –Chilló al recordar. –Nació en Grecia y sabes, los que nacen allí vienen bien equipados, ¿Lo sabías? Pues yo lo comprobé. –Dijo entre risas.

La hija de Malfoy Y Granger &: Los ojos de Dios.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora