La hija de Malfoy Y Granger &: Los ojos de Dios.

40: madama butterfly.

-No puedo creer que la perra de transformaciones nos haya dejado tanta tarea. -Gruñía Julieta muy molesta.

Angela se encontraba retocandose su maquillaje, Jill le había enseñado a como maquillarse y ahora no podía estar tranquila sin que su dileneado esté perfecto.

Se había vuelto tan buena en eso que ya podía arreglarse el maquillaje caminando, siempre y cuando alguien pueda guiarla.

-La verdad no me es problema, transformaciones es muy fácil.

-Para ti, niña prodigio.

Angela levantó los hombros con inocencia y cerró el espejo que usaba para verse mientras se maquillaba.
Las chicas habian terminado de comer ya y se estaban dirigiendo a sus habitaciones.
-Aquí nos separamos.-dijo Julieta.- adiós.

-adiós. - saludaron jill y Angela a su amiga la pelirroja.

Continuaron caminando hasta las mazmorras, donde empezaron a sentir un frio congelante.

-es normal que haga tanto frío, ¿verdad?- preguntó Jill.

-no recordaba este lugar asi de frío la verdad.

Se escuchaban los pasos de unos tacones a lo lejos, algo que puso alerta a Angela. Recordaba bien la forma de caminar y el ruido de esos tacones.

-Jill, ve a buscar a Eleonora. Ya.- dijo Angela, girandose hacia donde provenian los pasos.

Su amiga no entendió, pero asintió. Empezó a caminar rapidamente a la sala de defensa contra las artes oscuras.

Por su parte, Ángela tomó su varita.

-¿Te quedaste solita? - se escuchó, seguido de una risa burlona. - la ultima vez no te fue tan bien.

Una silueta se formaba al final del pasillo, la silueta que le provocaba nauseas a la rubia. Era Jeanne.

-A que vienes para secuestrarme. ¿verdad?

-deberías dedicarte a la predicción. -contestó acercándose con su lanza en su diestra.

-No te lo voy a dejar fácil.

-Querida, todo para mi es fácil, solo me divierte jugar al gato y al ratón.

A medida que la pelinegra se acercaba, Angrla retrocedía. No era lo suficientemente fuerte, no iba a poder ganarle. Deseó con toda su fuerza más poder.

James llegó corriendo al lugar, su anillo de ruby estaba brillando. Se lo notaba sudoroso.

-Llegó tu principe encantador.

-¿James? ¿como sabias...?

-El anillo, me guió aquí por alguna razón.- dijo observando a Jeanne  mientras tomaba su varita.

La pelinegra empezó a reirse a carcajadas, empezó a correr hacia la rubia y el azabache.

-Depulso- dijo Ángela.

Jeanne esquivó el hechizo y apuntó su lanza hacia Ángela, intentando darle una estocada.

-Accio lanza.- chilló James, provocando que la lanza girara hacia el cuando la pelinegra estaba a punto de lastimar a la rubia.

Nuevamente la rubia tomó control de su arma y dando un par de giros con la misma, intentó golpear a James.

-Desmaio- conjuró Ángela.

Jeanne volvió a esquivar el hechizo, el cual golpeó a James.

-¡Mierda!- chilló la rubia cuando James cayó inconsciente. Corrió hacia el pero Jeanne se interpuso atacándola, pero Angela pudo esquivar torpemente el ataque, recibiendo un pequeño corte en el brazo izquierdo.