4: ¡Bombarda Máxima!

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Ella dormía tranquilamente, las cortinas impedían la luz entrar a la habitación, la hora ya pasaba el mediodía y Ángela todavía no se levantaba, su respiración tranquila era lo único que se escuchaba en la habitación, hasta que a Ginny se le ocurrió entrar.

Entró dando un portazo, así de oportuna. Ángela al escuchar eso abrió los ojos rápidamente, tenía el sueño muy pesado pero cuando estaba por despertar era fácil de despertarla.

Al posar sus ojos en la rubia, la cual estaba literalmente desnuda, sonrió.

-Vaya, no esperaba encontrarte durmiendo de esa manera. –Dijo riendo.

-¿Qué sucede? –Dijo rascándose la cabeza mientras se tapaba el pecho con la sábana.

-¿Qué sucede? ¡Son la una de la tarde! –Exclamó. –El almuerzo está listo. –Le dijo. – Hermione me dio un poco de dinero para comprarte ropa, así que cuando terminemos de comer iremos de compras con Lilly. –Sonrió.- ¡Tarde de chicas! –Exclamó emocionada y salió del cuarto como alma que lleva el diablo.

-Este será, sin duda alguna, un año interesante. –Se dijo a sí misma la rubia.

Luego de comer unos sándwiches que la pelirroja preparó, Ángela, Ginny y Lilly estaban listas para salir de compras y así lo hicieron, Ginny las transportó a un callejón del Londres muggle y comenzaron a caminar hasta llegar a un centro comercial, Hermione y Ginny solían irse de compras en el pasado, por ende para la pelirroja esta acción le traía nostalgia, más si lo hacía con su hija y con la hija de su mejor amiga.

Así pasaron la mayoría de su día, comprando ropa, comiendo algunas cosas, comprando ropa, mirando todas las tiendas, comprando ropa y comprando ropa. Cuando ya era hora de irse las tres tenían más de seis bolsa cada una, las cuales la mayoría eran de Ángela, tres de Lilly y una de Ginny, el cual era un hermoso vestido que se compró para la próxima reunión que se hacía después de la batalla contra el señor tenebroso.

-Angie, ¿Crees que podrás pasar los exámenes? –Preguntó Ginny.

-Eso espero, ya que me la pasé estudiando este año y medio pasado, sinceramente me creo capaz. –Dijo orgullosa.

-¿En qué materia piensas que destacarías? –Preguntó la curiosa Lilly.

-Defensa contra las artes oscuras. –Dijo. –Mis padres eran profesores de esa materia y me enseñaron tanto este último tiempo, que creo que no necesito estudiar para aprobar la materia hasta quinto año. –Dijo cuándo la melancolía atacó su cuerpo, luego se calló la boca y continuó caminando con la mirada perdida, como pensando.

Luego de eso, no pasó la gran cosa durante el día y al final de este, Ángela cenó, se dio una ducha y se fue a dormir a la habitación que le dieron.

En el medio de la noche una tormenta se hizo presente, la lluvia caía fuertemente contra la arquitectura donde dormía y los truenos se podían escuchar lejanos, pero estridentes.

La rubia jadeaba y gruñía, estando dormida y envuelta en una capa de sudor, movía la cabeza y si alguien estuviese presente en la habitación lograría escuchar algunos sollozos.

-Ya es hora de que la entreguen. –Dijo la pelinegra, envuelta en una túnica, hablándole a dos personas, un hombre y una mujer.

-No la entregaremos nunca. –Le dijo la mujer, levantando su varita, su tono de voz se le hacía familiar a la rubia.

-Por favor, retírate de mi casa. –Gruñó el hombre, también con la varita en alto.

-¿No lo entienden? La obtendré de todos modos. –Luego de esas palabras, la chica de pelo negro comenzó a reír. –Ustedes son una pequeña piedra en el camino solamente.

La hija de Malfoy Y Granger &: Los ojos de Dios.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora