Dolor.
Es un mal comienzo, siento que he dormido demasiado. Trato de abrir mis ojos pero los parpados pesan al igual que mi caja torácica y la pierna izquierda, ¿o es la derecha? ¿o pesan las dos?
-Anne, de verdad apreciaría si despertaras.
No me había percatado de que había alguien más. Ahora me era obvio que me sostenía la mano y su llanto se escuchaba entrecortado. Sea quien sea estaba sufriendo. Trate de hablar. Nada. Trate de moverme. Nada.
-Anne, de verdad te voy a necesitar. Llevamos juntos tres años, tenemos un trato ¿recuerdas? No nos haríamos daño. Me estas habiendo daño, Anne, mucho.- No lloraba entrecortadamente, era un llanto desesperado, esos que salen desde el alma.
-¿Ruedas siempre dije que eras bonita? Eres hermosa,-su voz sonrió.- Pero te vez demasiado frágil así, y vulnerable. Anne, por favor que date conmigo. Anne.- Siguió repitiendo mi nombre una y otra vez.
Preste atención a otro ruido un pip que se escuchaba, había ido parejo hasta el momento pero cuando empezó a volverse más lento el chico empezó a gritar.
-No, Anne, no ¡Enfermera!- El grito le debe haber destrozado la garganta y a mí los oídos.
De repente me empecé a sentir más cansada... Me iba a un sueño profundo de nuevo.
-¡Anne me lo prometiste!- La voz salió corriendo y llamando a una enfermera. Lo reconocí.
Scott.
Deje al sueño de lado. Luche, luche y luche, tenía que despertar, le prometí a Scott jamás dejarlo. Lo iba a cumplir. Muévanse manos estúpidas.
Escuche pies correr hacia acá, estaba desatado el pánico, muchas personas gritaban mi nombre, eran gritos desgarradores. No permitiría que nadie sufra por mí.
Abrí los ojos en el momento en que una multitud entraba apretujada en una habitación pequeña y la maquina del pip se estabilizaba de nuevo.
Scott cayó a los pies de mi cama y me acaricio el pie por sobre las mantas.
-Casi me matas.
-Casi me muero.- Replique feliz de no ser la causante de su muerte. Qué ironía.
-Anne- un suspiro aliviado llamo mi atención.
Mama.
Detrás de un hombre con bata blanca estaban mi mama, mi papa, Joanna y un par de enfermeras.
-Lo siento, mama, no tendría que haberlo hecho.
-¿Hacer que, mi amor?
-Llame a Harold.
Mi madre se derrumbo al momento en que papa la sostenía.
-Voy a sedarte, Anne, estas débil.
Dicho eso, entre en un mundo de elefantes verdes y me quede dormida de nuevo.
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Hija de la Mafia.
RandomUn accidente, una persona, la llevaran devuelta a donde no quería volver, pero con las personas con las que si quería estar. El negocio de la familia podría costarle la vida, una vida que ella no queria vivir.