Parte sin título 19

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Me sentí observada, y al abrir los ojos no supe donde estaba. La tenue luz de luna que filtraba la ventana iluminaba el rostro de Harold.

-¿No te molesta que te haya traído a mi habitación?-pregunto preocupado.-Porque quiero volver a ser tu padre.-Su voz sonó temerosa e insegura y se vio vulnerable como jamás creí verlo.

Su rostro estaba hinchado e irritado, había llorado hace muy poco, quizá solo se detuvo segundos antes de que desperté.

-Yo quiero volver a ser tu hija.-Mi voz también tembló, no quería llorar, pero era inevitable.

Nuevamente estaba llorando, pero ahora ambos llorábamos.

-Mañana iremos por él, lo mataremos y buscaremos los...-su voz se apago,-los... los...

-No lo digas.-pedí. Los cuerpos. -¿Y yo?

-Scott y Adam estuvieron discutiéndolo por horas, pero Adam debe ir. Y Scott es tu novio. El y un grupo de guardias se quedaran a cuidarte.-No me pareció bien, pero ya no podía fingir ser una heroína e ir y arruinarlo todo. Yo no era nada. Ni valiente. Ni carismática. Ni luchadora. Solo me quedaría aquí y esperaría a que volvieran todos sanos y salvos.

Asentí en respuesta. En silencio paso el tiempo, el reloj digital mostraba las cinco a.m.

-¿La amabas?-pregunte, quería hablar de ella. De ellos, quería sentirlos conmigo, como si aun estuvieran aquí.

-Jamás deje de hacerlo.-Suspiro resignado.-Y jamás podre dejar de hacerlo. Pero estaban mejor sin mí.-Se refería a mí y a mama, aun se sentía culpable por lo que le dije.-Pero ya estaba con un buen hombre.-Se quedo en silencio de nuevo, pensando algo y pensándolo muy bien.

-¿Ella aun me amaba?-pregunto asustado.

-Lo hacía.-corrobore.

-Un día fue a mi despacho, y yo estaba solo. -Interrumpió el relato esa parte debió ser no apta para mi.- Eres igual a ella.- ¿Qué? Como podría el saber que paso con Adam.- Apenas te sacamos del despacho, Scott arremetió contra Adam.-Explico.

Vaya triangulo.

-Deberías dormir.-Fue lo único que dije. Me beso la frente y se giro sobre su estomago. Tardo bastante tiempo en tranquilizar su respiración pero finalmente lo logro y con ronquidos suaves, como los que hacia Dave los domingos y sábados después del almuerzo, el sofá, me quede dormida yo también.

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Hija de la Mafia.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora