Extrañaba a mis amigas del colegio, no éramos de las que hacíamos todo juntas ni moríamos las unas sin las otras. La verdad solo me preocupaba de Scott, pero de todos modos les tome simpatía, y las extrañaba, yo si estaría preocupada por mí en su lugar. Y el paranoico señor TE-PROHIVO-EL-CONTACTO-CON-EL-EXTERIOR, estaba pendiente de todo lo que hacía.
Después de muchos encuentros como el de aquella noche. Acepto finalmente, ya había hablado con la directora y le explico la situación, mi tía abuela, había muerto del Virus Ebola en el Congo, estaba allí de voluntariado y tuvimos que partir de emergencia hacia allá. Estoy segura que no encontró nada más estúpido. Seguramente hizo una lista de LAS ESCUSAS MAS ESTUPIDAS DE PORQUE HE FALTADO A CLASES, definitivamente era la segunda más estúpida después de "Tuvimos que ir a Krypton a buscar a Superman porque Lex Luthor mato a mi Hámster". ¿A quién no le pasa? Es algo tan típico.
-Anne, eso debe ser una tapadera, es obvio que la soborno.- Dijo Scott cuando le conté.
-Aun así, podría haberme dicho algo.
-En fin,- dijo acariciándome la mejilla,- ¿cuándo te reintegras?
-¿Se puede morir de virus Ebola?- le dije con una mirada perspicaz.
-¡Anne!-Se quejo dejando caer sus brazos en señal de protesta.- ¿Conoces a alguna tía si quiera?
-No, no que yo recuerde...
-Beah, Beah,-me interrumpió con unos ruidos raros.- No nos desviemos.- Dijo volviendo a jugar con mi cabello.
-El lunes próximo,-le sonreí. De verdad amo a este chico.- En una semana exactamente.
-Seguirás siendo la mejor.- Me beso la nuca.
Silencio incomodo.
-Scott... Yo aun no te he sido muy sincera respecto a Alguien.
-¿Qué quieres decir con Alguien?- Dijo sentándose mas derecho, casi me boto con su arrebato.
-Adam...
-¿Tu ex novio? Yo se que fue tu primero, y por todas las circunstancias fue más que un simple noviecito. Y lo respeto.-Dijo seriamente.- Pero asumo que no lo has vuelto a ver desde que nos conocimos.
-Lo volví a ver.- Se llevo las manos a la cara, repentinamente... ¿Desesperado? ¿Temeroso? ¿Enojado?
-Anne, yo no te he hecho nada.-Se puso de pie como loco.- ¿Por qué? ¿No te he respetado? ¿Amado?
-Scott, Scott, Scott,- me apresure a intervenir y callarlo.- Lo vi Scott,- me acerque a él y le acaricie la mejilla.-Solo lo vi.
-¿Y si el se hubiera acercado?- pregunto ya más tranquilo.
-No hubiese pasado nada. No se lo habría permitido.- Volvió a respirar y tomo la mano con la que le acariciaba el rostro.- Tengo al mejor chico del mundo. No necesito ningún otro.
Me abrazo y pregunto.
-¿Y entonces que paso?
-En el accidente de mama.- Empecé a n contarle la verdadera historia, la parte que él no sabía.
Mama iba al volante, manejando hacia la casa nueva, la de Dave, veníamos de la corte. Zacharias fue condenado a prisión perpetua. Sin embargo jamás lo encontraron y papa dijo que lo había matado. Estábamos en el auto esperando la luz verde, no tristes pero no era un felicidad estrepitosa, más bien un relajo en la atmosfera general. Cambio la luz.
Cambio. Embriague. Acelera.
Un camión apareció de la calle colindante y colisiono contra el lado de mama. El camión no fue contra la puerta de mama, solo contra la parte delantera. Demasiado justo para ser casualidad viniendo de un juzgado que acaba de juzgar a un mafioso. Mama se desmayo y no pudimos salir rápidamente, yo atontada y con dolor de cabeza por el golpe recibido tome el teléfono para llamar a alguien. En eso el camión se pone en marcha de nuevo, retrocede. Esta vez hacia mi lado. Vi los rostros en los espejos retrovisores del camión. No reconocí a nadie. El copiloto se baja y comienza a correr hacia el auto. Mientras se acercaba lo fui distinguiendo. Primero un hombre normal, un hombre no muy viejo, un joven guapo y cuando se detuvo a pocos pasos del auto, Adam. Emprendió camino hacia el auto ahora corriendo. Titubeo y siguió corriendo, su compañero bajo del camión y también corrió tras él. No lo conocía. Pero fue más rápido que Adam y lo atajo a pocos pasos del auto. Puse mi mano en el vidrio para llamarlo el trato de liberarse pero su compañero lo tiraba. Se soltó pero no corrió hacia mí. Perdón, Anne, perdón me grito antes de subirse al camión he irse. Antes de subirse se giro a gritar algo mas pero no lo hoy.
-Esa, juro que esa, fue la última vez que lo vi.
-Se sincera conmigo, lo entendería. ¿De verdad no sientes nada por él?
-No...- me detuvo con un gesto.
-Encontré esto bajo tu cama...
Sostuvo una foto, enmarcada fríamente por una madera oscura. Dos niños se tomaban de la mano. Yo y Adam, hace unos cuatro o cinco años, se notaba que él era un para más grande que yo. Estábamos tomados de las manos, y yo tenía cara de sorpresa por el repentino beso en la mejilla que me había plantado al momento de la foto. Lo extrañaba. Sí, pero amaba a Scott.
-Aun lo quieres...- Suspiro.
-Claro que no,-dije apartando la foto, no recordaba que la tenía bajo la cama.- Solo me causa ternura, míralos.
-Solo puedo verte a ti con tu ex.
-Scott, ¡Basta! ¿Te he dado motivos para celarme?
-No cariño, lo siento,-planto un suave beso en mi mejilla avergonzado y yo lo abrazo por la cintura.- No has hecho nada. Nada. Te amo.
¿Esto es normal? No lo sé, ni me importa.
Los días siguientes siguieron pasando en rutina, a veces Scott estaba, a veces no. A veces podía ir u hablar con Harold y otras no. Últimamente pasaba más con mama y Dave. Y desde el día en que Scott me hizo la escena de celos, todo dentro de lo normal, parece extraño.
Pero no importa, mañana impondría el máximo de normalidad que podía en una situación así. Mañana era el día. Volvería al colegio.
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Hija de la Mafia.
RandomUn accidente, una persona, la llevaran devuelta a donde no quería volver, pero con las personas con las que si quería estar. El negocio de la familia podría costarle la vida, una vida que ella no queria vivir.