Visitas imprevistas

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-Me alegro tanto de que los exámenes hayan salido bien, hija.-Tomo un sorbo de vino y siguió hablando.-No sabes lo preocupada que estaba, con todo esto pasando, ya ves Dave y los agentes están trabajando codo con codo, no sabes lo preocupado que está tu padre, ha estado diciendo que...- Si sabía que mama había estado preocupada, casi no había hablado en los tres días que habían pasado desde que me dieron el alta y ahora no se callaba.

Mire a Scott que comía en silencio, cuando nuestras miradas se encontraron, intercambiamos unas risitas silenciosas, mientras mama seguía con su interminable monologo, de todas formas me encantaba volver a la rutina.

Levante mi cabeza expectante, quizá mama me había preguntado algo porque me miraba en silencio. ¡En silencio!

-¡Escucharon algo chicos!- Negó con la cabeza mirando su vacio plato,- Ayúdenme a recoger la mesa, yo iré a hacer las compras.

Enfilo por la escalera hacia su dormitorio, después de un momento bajo con la cartera, paso frente a la puerta del comedor en dirección a la puerta de salida, pero antes de llegar se detuvo bruscamente y de devolvió.

Miraba desde el pasillo en dirección de la ventana.

Scott no había notado nada y seguía fregando. Sin embargo yo me acerque a mama, al contemplar el punto en que ella había fijado su mirada, comprendí la reacción. Me petrifique.

Un Audi negro, muy lujoso.

-Mama...- le susurre.

-Dile a Scott que se oculte.

-¿Qué pasa?- Scott ya estaba con nosotras, también contemplando el lujoso auto.

Tres hombres grandes y robustos ataviados con abrigos y sombreros negros, recorrían el camino de piedra desde la calle a la propiedad.

-Ve al sótano, creo que deje la luz prendida,- dijo mama apenas en un susurro.

-No me esconderé, ¿Y si se la quieren llevar?

-Ayudas mas escondido, a ti, a mí, a Anne, a tu mama, y a todos los involucrados.

-No sabemos quiénes son, es mejor que crean que estamos solas.-Intervine.

-Anne, no. ¡No! ¡No!

-No seas infantil, - acuso mama, manejando la histeria,- vete ahora.

Toc, toc, toc.

-Ahora, - susurro.

Yo fui a sentarme al living, para fingir calma.

La determinación y dureza de su expresión, lo hizo moverse, no fue al sótano, simplemente se escondió tras la escalera. No era un mal escondite, pero no era el mejor.

Toc, toc, toc.

Mama sostenía la perilla de la puerta, de afuera provenían susurros.

-Estamos expuestos, ¿Y si no hay nadie?

-Están.

Las voces eran graves y fuertes. Alguien carraspeo.

Toc, toc.

Mama abrió, y después de un suspiro de alivio, o de desconcierto, los cuatro pares de pies entraron al salón.

-¿Tu?

El miedo, la angustia, incertidumbre, todo se me cayó y la remplazo un total desconcierto.- No pensé que aparecerías tan pronto después del incidente.

Hija de la Mafia.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora